Ficha película

Título:
Noche de Reyes
Director:
Miguel Bardem
Intérpretes:
Joaquín Climent, Kity Manver, Luna McGill, Elsa Pataky, Fele Martínez, Héctor Alterio.
Calificación:
Crítica

Desgraciadamente, pertenecer a una estirpe de artistas no significa que uno lo sea: precisamente eso es lo que le ha sucedido a Miguel Bardem, que procediendo de unas de las familias más florecientes artísticamente de nuestro país –con primos auténticas estrellazas de cine, como Javier Bardem, con tíos que han reescrito el neorrealismo cinematográfico en la historia del celuloide, como J. A. Bardem, director de “Muerte de un ciclista” o tías del calado interpretativo de Pilar Bardem...-, no tiene el talento suficiente como para enjaretar un producto a priori interesante y divertido, pero que a la postre, no se ha consumado.
Su primera película, “La mujer más fea del mundo” era un verdadero prodigio de factura, pero a base de tener un guión más que deficiente, un montaje mediocre y unos actores mal elegidos y peor dirigidos, logró ser verdaderamente soporífera, y un fracaso de taquilla –que los espectadores cada vez son menos tontos-; en esta segunda “oportunidad”, Bardem ha intentado corregir el guión, contratando a nuevos autores, eligiendo un tema bien ubicado en el ámbito del marketing –tocando incluso el inconsciente colectivo-, pero lamentablemente, ha vuelto a fastidiarla con una comedia que no es más que una versión gamberra, “freaky” y cañí del “After Hours” (en su traducción de estreno español “Jo, qué noche”) de Martin Scorsese, plagiada casi al más mínimo detalle argumental, con la única diferencia que el objeto de azaroso escarnio nocturno no es un sujeto –en la citada era un acertadísimo Griffin Dunne-, sino una familia entera y que la fatídica noche es precisamente la elegida por los Reyes Magos para repartir juguetes entre los niños.
Resulta verdaderamente patético asistir impasible a un desfile de payasadas sin gracia y muy ampulosas audiovisualmente –con un lenguaje digno de la mejor publicidad, por cierto-, pero tan pobres argumentalmente hablando, que es penoso comprobar que tres guionistas no han sido capaces de idear prácticamente ni un destello de brillantez narrativa. Si hablamos de la dirección de actores, es mejor guardar un más que prudente silencio ante la evidente desidia por parte del director, por no citar las descerebradas elecciones en el reparto, aunque aún resulta más abrumador si cabe ver actores de la talla de Héctor Alterio o Fele Martínez en tamaño producto, que no hace más que retornar a la llamada “españolada”, solo que recubierta de un falso manto de modernidad, que a la postre y en cuanto empiezan las burradas sin ton ni son –y cuando digo “burradas”, me refiero a desmesurados “gags” de comedia que seguro que le hacen mucha gracia al director, pero que no conectan con el público- se cae rápidamente, temiendo volver a esa época del cine español donde Mariano Ozores y Fernando Esteso eran los referentes de la comedia. Y es que para formar parte de la familia “artística” no es suficiente con la genética, también hace falta talento.


Federico Casado Reina



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