Ficha película

Título:
Amelie
Director:
Jean-Pierre Jeunet
Intérpretes:
Audrey Tautou, Mathieu Kassovitz, Rufus, Yolande Moreau, Artus de Penguern.
Calificación:
Crítica

Si hay algún heredero de toda la filosofía existencial de las películas de Frank Capra, ese es Jean-Pierre Jeunet, el director francés que sorprendió al mundo entero con “Delicatessen” –en asociación con Mark Caro- y que ahora nos trae otro pedacito de su peculiar universo donde la magia, la coincidencia y la ternura son los pilares fundamentales. Esa dulce mirada a todo lo que hoy nos rodea y la bondad de una niña –que es lo que es la protagonista a la postre, una niña- en su deseo de mejorar el mundo, son el prólogo de un verdadero cuento de hadas, aunque deberíamos decir de “ángeles” ya que la protagonista es un verdadero ángel que impone una “justicia inmanente” de los modos más peregrinos.
Nuestra chica es la camarera de un castizo barrio parisino, y en su entorno tiene oportunidad de ver toda una galería de personajes a cuál más pintoresco, desde una compañera hipocondríaca hasta un frutero grosero o un vecino de huesos quebradizos y que jamás sale de casa. Cuando el destino le pone una especie de “prueba”, Amelie ve reforzada la magia de su particular “cosmos”, haciéndolo girar a su voluntad y ajustando los deseos y merecimientos de todos. Argumentalmente hablando, Jeunet juega con los sentimientos del espectador con una habilidad pasmosa, llevándole de lo más entrañable a lo más divertido, e incluso la protagonista ve como su propia visión del mundo evoluciona a la vez que sus sentimientos, ocultados siempre por un imaginario mundo sustentado por la fantasía. Indudablemente, la película no sería posible sin la delicada protagonista, Audrey Tautou, en un registro tan amoroso como tierno.
El problema de Jeunet es la acumulación: un soufflé de limón –por utilizar un simil netamente francés- es sencillamente delicioso, pero si nos pasamos de limón... resulta demasiado ácido; o bien si nos pasamos de azucar, resulta demasiado dulce. Exactamente eso es lo que le ha sucedido con su último film, ya que todo es tan delicado, bonito, precioso y tan bien contado, todo es tan barroco que llega a cansar, extendiendo y elongando el discurso hasta el momento en que la sinfonía de imágenes se torna dolorosamente pesada. La coralidad en personajes y argumentos que se solapan es otro elemento que podría haberse simplificado considerablemente, ya que tantas capas –todas ellas divertidísimas, entrañables y mágicas- de la cebolla argumental nos hacen en muchos momentos, perdernos del auténtico foco inicial de la historia, es decir, la vida de Amelie, y cómo siendo capaz de ayudar a todos los demás no lo es para ayudarse a sí misma.
Aunque la factura es realmente alucinante, con una fotografía, una dirección artística y una banda sonora memorables –como sucedía con “Delicatessen”-, en esta ocasión Jeunet se ha pasado con los ingredientes y la melaza le ha quedado algo empalagosa. Pero claro, sucede que como con la miel, aunque empalague, siempre es agradable, en última instancia.


Federico Casado Reina



©2001. AndaluNet, Diseño y hospedaje de páginas Web