Si, mucho glamour, mucho lujo, chicos guapos, trajes de diseño y seducción innata. Pero si realmente simplificamos todos estos factores de la ecuación ¿qué nos queda? Pues poco, la verdad, prácticamente una mala réplica de la primera parte, donde el grupo de Danny Ocean se quiere vengar de un magnate hostelero y jugador de lo más macarra. El problema viene cuando el director intenta explicar de una manera bastante salchichera un argumento que resulta un auténtico rompecabezas, con tantos personajes que llegamos a perdernos en las muchísimas tramas que aparecen, y se diluye toda la historia. A pesar de tener una realización tan brillante como Soderbergh nos tiene acostumbrados, en esta ocasión tales estilismos solo se hacen \
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