El impredecible productor y realizador Gerardo Herrero ha vuelto a aportar un interesante granito de arena para la que podríamos llamar su trilogía de la sociología de los cuarenta, comenzada por Las razones de mis amigos, continuada por El principio de Arquímedes y finalizada con esta visión a la madurez femenina en la que una mujer amargada por resultar absolutamente secundaria para los demás –esto es, llegando a ser invisible- decide tomar el toro por los cuernos y demostrarse a sí misma que aún tiene capacidad para cambiar su vida y volver a sentirse deseada.
La excelencia en el trazo que la escritora Belén Gopegui ha aportado en el guión es sin duda la mejor baza de este film, que supone un inteligente acercamiento a una mujer que ha superado largamente los cuarenta y que ha de competir en un mundo donde los valores que imperan son la belleza y la juventud, por encima de cualquier otra consideración: a través de Luisa veremos los intentos de recomponer una vida tras haber sido abandonada por una mujer más guapa y joven, desde cambiar de trabajo hasta probarse a sí misma y entrenarse para conseguir una imposible venganza hacia otro hombre, logrando seducirle frente a su actual amante, que además es mucho más joven. El intento de probar y solazar la autoestima como redención y nuevo comienzo de la vida madura es el punto de ataque brillante para este film, que además está dirigido con soltura, inteligencia e inequívoca vocación de reflexión. Frente a otras ambiciosas películas dirigidas por Herrero –como por ejemplo El caso Galíndez, un intento fallido de realizar un thriller internacional-, podríamos decir que este es el terreno en el que este director sale ganando. Su anterior film Los Aires difíciles también contaba con una excelente obra literaria de partida y un buen guión de González Sinde, pero quizás fallaba en un ritmo y dirección de actores que ahora ha corregido notablemente, sobre todo a la hora de encajar a la gran protagonista del film, María Bouzas, con quien ya colaborara en “Heroína”, y que es otro de los grandes puntales de la película.
Si muchos pensaban que los cuarenta es un abismo que se abre para muchos hombres, este film demostrará con creces que también supone un terrible escollo para la mujer, que ha de sobrevivir y luchar con otras armas para seguir siendo alguien con voz y voto dentro del salvaje mundo competitivo en el ámbito laboral, social y por supuesto, personal.