Ficha película

Título:
El número 23
Director:
Joel Schumacher
Intérpretes:
Jim Carrey, Virginia Madsen, Danny Huston, Logan Lerman, Rhona Mitra.
Calificación:
Crítica

La verdad es que lo lleva intentando más de dos décadas: Carrey, ese dibujo animado hecho de carne humana, uno de los más gesticulantes cómicos de la historia del cine incluyendo a Jerry Lewis –de quién dice haber aprendido mucho-, lleva mucho tiempo peleando para que se lo tomen en serio, y ahora parece que finalmente lo ha conseguido. Ni sus excelentes incursiones en Man on the Moon, El Show de Truman, e incluso The Majestic han servido para que nos olvidemos de las caras y muecas de las ya clásicas La máscara, Mentiroso Compulsivo o Dos tontos muy tontos, ya que hay que reconocer el extravagante, bizarro y en definitiva único sentido del humor de Carrey, inventándose a un personaje en estado permanente de nerviosismo y aspavientos extremos. Por eso ha sido un arriesgado envite el de Joel Schumacher –que ya le dirigió en Batman Forever- a la hora de contar con él como el protagonista de un film de suspense y terror, donde el encantador clásico vecino empieza a volverse tan loco como el Jack Nicholson de El Resplandor: ahora ya no hay bromas ni sonrisas, sino una mirada perdida, llena de algo extraño que no podemos concretar y que puede ser lo más insospechado.

Igual que sucede en las profecías mesiánicas, donde los números tienen una capital importancia, también ocurre en el original guión escrito por el británico debutante Fernley Philips, que añade una nota de originalidad en el maltrecho panorama internacional del género fantástico, contando la historia de un ciudadano corriente que empieza a obsesionarse con una novela que su esposa le regala y en la que parece encontrar no solo las claves de su propia vida y su posible muerte, sino también las de todos los que le rodean, en una especie de versión perversa de La historia interminable, en la que un niño empieza a leer un libro y descubre que está leyendo su propia historia.

Además del excelente guión, hay que reconocer el prodigioso trabajo de interpretación que realiza Carrey, que sin abandonar sus registros excesivos, consigue arrastrarnos hasta una personalidad temible, compleja, siniestra y sin duda inquietante. El impredecible realizador Joel Schumacher ha vuelto a participar con los productores de Tigerland, de una manera brillante, respetando el ritmo interno de la historia y dando a Carrey su lugar, sin anularlo demasiado, pero tampoco sin dejarle llegar al excesivo registro sobreactuante que por naturaleza le llama. Un film sorprendente, lleno de buenos momentos de suspense e incluso terror, y que puede servir definitivamente, para que nos tomemos a Jim Carrey en serio, de una vez por todas.


Federico Casado Reina



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