¿Hay algo más cinematográfico que una boda? No por referirnos a los videos y casi películas que se realizan en los actos nupciales, sino por el significado social de las mismas, donde dos vidas terminan por separado y confluyen en una nueva situación que suele provocar auténticos cataclismos en todos los que rodean al acontecimiento. -La boda de mi mejor amigo-, -Planes de boda-, -Cuatro Bodas y un funeral-, -La boda de Muriel- y así un casi infinito etcétera se ha prolongado para ver todas las posibles vertientes a la hora de que surjan imprevistos y grandes peripecias que agitan la vida de los protagonistas mucho más allá de su unión sentimental. En esta ocasión de la mano de Zentropa, productora de Lars Von Trier, nos llega una nueva visión que se aleja notablemente de la comedia romántica sensiblona y superficial que suele venir asociada con las bodas cinematográficas, y que va más cerca del viaje personal de un protagonista que está desarrollando una misión humanitaria en la India, y que recibe una generosa donación para continuar su labor, pero al que se le exige una extraña condición: asistir a la boda de la hija de su benefactor, y será allí donde descubra que, además de que nadie da duros a pesetas, que su pasado no ha muerto del todo y resurge con gran fuerza para alterar su presente. Ese hombre, cuya conducta altruista nos hace creer en imposible cualquier acto reprobable, nos mostrará entonces que dentro de sí también existen secretos e incluso mentiras ocultadas durante años a sus seres más queridos.
Después del gran éxito que ha supuesto a nivel mundial -Casino Royale-, cuesta verdadero trabajo disociar la cara de Mäds Mikkelsen del peligroso y malvado jugador de poker de la última aventura de 007, pero tras entrar en la historia comprobamos que uno de los intérpretes surgidos al amparo del más puro Dogma, continúa teniendo su habitual solidez dramática e interpretativa. Es más, el duelo que surge entre el protagonista y Rolf Lassgard, otro veterano del cine danés, resulta memorable, mucho más importante por lo que se callan en un auténtico combate de miradas, que por los exiguos diálogos. El guión, manipula con gran habilidad las vidas de los personajes y aún más, la del trasiego dramático de los mismos, obligándolos a pasar por verdaderos dilemas existenciales de gran carga emotiva.
Sin tener la grandilocuencia de una gran superproducción USA, pero con todos los recursos narrativos para interesar de principio a fin, con su propio ritmo y cadencia, es una película harto interesante, y plagada de una humanidad pocas veces vista en el actual cine; esa humanidad tan vulnerable, mundana e imperfecta que la hace parecer tan real como nuestras propias vidas.