Sucede a veces que las mayores gestas bélicas no vienen de grandes –y grandilocuentes- personajes, sino de centenares de héroes anónimos que consiguen con su fervor y su desinterés que se conquisten países o que se liberen otros que han sido derrotados. Aunque estamos un poco intoxicados por cierto cine de guerra norteamericano –alguno muy bueno, otro razonablemente soportable y, por desgracia, la inmensa mayoría casi insoportable- aún existen aportaciones interesantes en este género desde otros puntos del globo, mostrando historias igualmente interesantes, pero más rellenas de carne, sangre e interés por los personajes que las protagonizan.
Aunque existen otras, una de las contiendas bélicas que más se han llevado al cine es la Segunda Guerra Mundial: recientemente Clint Eastwood nos ha traído de la mano de Spielberg unas inesperadamente decepcionantes Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima, pero ahora tenemos una nueva aportación mucho más jugosa e interesante: el ejército aliado –concretamente, el francés- tenía un batallón de indígenas –llegados desde protectorados africanos de Francia como Marruecos o Argel- que lucharon con igual o más tesón que muchos galos de pro contra el enemigo nazi que invadía irremisiblemente Europa. Esta es una película sobre esos anónimos personajes, capaces de luchar por un país que casi les repudiaba con el mismo entusiasmo del más nacionalista de todos. El brillante guión además sitúa a todos esos parias integrados en una estructura militar al mismo nivel que otros, simplificando el racismo frente a un Tercer Reich que segregaba a todo aquel que no fuera ario.
Esa parábola sobre las razas integradas resulta una preciosa y poética reflexión, además de conformar una galería de personajes muy interesantes. Además el film tiene una ágil dirección que consigue mover la atención en todo momento, con gran maestría a la hora de filmar no solo las secuencias de guerra, sino también los enfrentamientos entre los diferentes soldados y sus propias creencias. Una vez establecido el mosaico multirracial del film, la evolución del mismo es brillante, cosa que le hizo ganar con derecho propio todos los reconocimientos en la última edición del Festival de Cannes, consiguiendo encima mostrar una página a veces olvidada en la historia de la humanidad, que a la hora de enfrentarse a la injusticia y la barbarie se olvida de las segregaciones e integra a todos por el bien común. Un excelente homenaje para todos esos héroes anónimos que consiguieron victorias famosas.