Ficha película

Título:
Darwin Awards (Muertes de risa)
Director:
Finn Taylor
Intérpretes:
Joseph Fiennes, Winona Ryder, David Arquette, Chris Penn, Max Perlich, Tim Blake Nelson
Calificación:
Crítica

Todos aquellos que disfrutamos navegando por Internet sabemos desde hace años de los premios más surrealistas del mundo, que se otorgan a aquellos que han muerto de la forma más estúpida –cosas como dar de comer a un León en un zoo, o encender un mechero en una gasolinera, etc.- y que tradicionalmente se les ha llamado Darwin Awards (o sea, los premios Darwin, en español, para homenajear sarcásticamente la falta de evolución de la inteligencia humana). Con ese preámbulo tan interesante el afamado y prestigioso director de la preciosa -Soñando con peces- ha articulado una historia algo ñoña, pero que con el añadido de esos tontorrones que mueren de la forma más estúpida resulta interesante, máxime cuando el protagonista es un policía que se desmaya cuando ve una gota de sangre, que termina estudiando los casos más bizarros de las compañías de seguros, acompañado de una preciosa asistente que quizás sea más aventurera y arriesgada que los propios clientes a los que estudian.
Para centrar y comprender la auténtica dimensión del film, tenemos que fijarnos en el singular e irónico sentido del espectáculo que tiene el autor del film, con una cínica mirada a temas como el amor, la amistad o la vida misma. Los ojos del protagonista precisamente contemplan impávidamente una galería de personajes cuya desgracia es la que asegurará la vida del policía metido a agente de seguros, a la hora de establecer una tabla para actualizar y prever los clientes con más riesgo para la aseguradora. Un gran acierto de la cinta es la pareja protagonista, con una química sexual como la que hacía años que no veíamos en el cine, pero sin llegar a lo soez y prosaico: química sexual con inteligencia y sentido del humor, algo que Fiennes ya demostró junto a Gwyneth Palthrow en -Shakespeare in love-, y que ahora vuelve a encajarlo con la resucitada Winona Ryder, que sigue teniendo su encanto de frágil y rebelde adolescente intacto.
Quitando toda la parafernalia que puede empañar el auténtico sentido de la película –que no es más que otra historia de amor imposible entre dos caracteres opuestos y encontrados-, el resultado es una obra de menor entidad que el anterior trabajo del autor, pero que funciona incontestablemente tanto por su sentido del humor como por el (previsible, pero efectivo) desarrollo del guión. Todo ello ha sido convenientemente aderezado con un look decididamente moderno y rompedor (incluso llegando a lo adolescente contestatario) y una factura adecuada al público más joven. Aunque no es la convención comercial clásica, puede funcionar.


Federico Casado Reina



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