Cuando vemos las noticias en la televisión, o cuando cogemos un diario ¿realmente nos estamos enterando de lo que pasa en el mundo? Mucho más allá de los sucesos que llenan las primeras planas y los horarios de máxima audiencia, hay un mundo cuyos secretos son únicamente accesibles a unos cuantos, y son precisamente esas personas las que son testigos de lo que ha de venir, en un sentido u otro. Pero como personas, son eso, seres humanos con sus necesidades, sus miserias y sus grandezas, amén de sus sentimientos y emociones, las mismas que han de controlar para poder sobrevivir entre espías, conspiraciones gubernamentales, asesinos despiadados e intereses económicos capaces de derrocar el gobierno de un país o comenzar una guerra internacional. En ese ambiente de secretos sitúa el director y guionista una trama lírica: una espía del gobierno francés va a buscar a la hija perdida de un agente secreto norteamericano, y para colmo será acompañado del hijo legítimo de dicho espía, que no tiene ni idea del arriesgado trabajo de su padre. Para aderezar aún más todo el entuerto, un atípico asesino a sueldo con aspiraciones poéticas les pisará los talones para encontrar también al misterioso personaje norteamericano.
Llegado de la literatura, y con varios guiones en su haber –Tokyo Eyes, Mi cámara y yo, El Lobo de la Costa Oeste…- el argentino Santiago Amigorena ha saltado a la realización con un film de impecable factura y complejo desarrollo dramático. Es una historia que está a caballo entre el thriller y el drama familiar: lo mejor es la emotividad que transmiten todos y cada uno de los personajes, excelentemente descritos y aún mejor interpretados por unos actores en verdadero estado de gracia –desde Juliette Binoche, esplendorosa en su madurez, hasta el camaleónico Turturro, sin olvidar la apoteósica aparición de Nick Nolte-. El único problema del film es un ritmo demasiado dilatado, demasiado pausado, que hace flojear un segundo acto algo deslabazado, llegando a cansar al espectador.
Esta revisión política del mundo hace unos años, nos lleva hasta el panorama internacional en el año 2001, en el que el terrorismo islámico asestó a Estados Unidos el tremendo golpe del 11 de septiembre, situándonos entre las bambalinas del escenario mundial, justo antes de que se desaten los acontecimientos. Inteligentísimo guión que podría haberse mejorado con una dirección más ágil, pero nos aporta la reflexión de la previsión, porque enterarse a tiempo de las cosas es el primer paso para comprenderlas, y el segundo para poder controlarlas.