Ficha película

Título:
Una verdad Incómoda
Director:
Davis Guggenheim
Intérpretes:
Al Gore
Calificación:
Crítica

Siento verdadera envidia por la encomiable capacidad que tiene Estados Unidos de mirarse al ombligo y utilizar todos sus canales de comunicación –en esta ocasión, el cine- para denunciar todo aquello que moralmente debería conocer toda la población: Michael Moore –con su Bowling for Columbine y Fahrenheit 9-11- y Morgan Spurlock –SuperSize Me- denunciaron respectivamente la sociedad, la llegada de George W. Bush al gobierno estadounidense y la poca salubridad de la comida rápida, y ahora el realizador televisivo Guggenheim ha acompañado al ex vicepresidente –y ex candidato a la presidencia norteamericana- Al Gore en su rueda de conferencias multimedia por todo el país para mostrar la temible oleada de cambios climáticos que se están provocando en todo el país, debido en gran medida a que el desarrollo industrializado de todos los países –especialmente Estados Unidos- no es sostenible. Una visión que pudiera parecer en un principio tremendista y manipuladora –con tal de darle fuerte al gobierno que le quitó la presidencia…- pero una vez que entramos en materia y vemos cada uno de los planteamientos medioambientales de esta lucha por concienciar al pueblo norteamericano, es para echarse a temblar por el terrible futuro que podemos llegar a alcanzar si seguimos tal y como vamos.
El tono populista del film es a todas luces innegable, siendo una especie de bofetada sin manos al actual gobierno republicano –que por cierto, se negó a firmar el protocolo medioambiental de Kyoto que si quiso hacer el gobierno al que Gore perteneció como vicepresidente-, pero los datos científicos expuestos son realmente preocupantes, cuando no estremecedores: si en diez años no cambiamos nuestro modo de vida, con completa seguridad nos cargaremos el hábitat natural de este planeta de la vía láctea y sabe Dios como terminaremos. La narración de Guggenheim es una especie de crónica periodística de esa gira de conferencias que Gore realiza por el país y quizás el tono de esas conferencias –que alterna dibujos animados caricaturescos, diapositivas, animaciones, explicaciones y todo tipo de recursos científicos para demostrar con mayor o menor humor sus postulados- podría ser algo más adulto y menos infantil, además de presentar al gran protagonista del film, Al Gore, como alguien muy enrollado, en contacto con el pueblo preocupado por el planeta. Vamos, como un futuro candidato presidencial. Pero más allá de la evidente revancha política que se plantea en la historia, este film resulta a todas luces ilustrativo y debería trasladarse a todos los países del planeta, extendiendo el mensajes a todos nosotros, y haciéndonos recapacitar sobre pequeños hábitos en nuestra vida, que con un simple esfuerzo, podrían llegar a cambiar la faz de la tierra.


Federico Casado Reina



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