Ficha película

Título:
Monster House
Director:
Gil Kenan
Intérpretes:
Animación
Calificación:
Crítica

El mejor calificativo que se le puede aplicar a esta película es el de impresionante. Impresionante es el despliegue técnico –que ya tiene su referencia en Polar Express de Zemeckis-, impresionante es el argumento –que bebe directamente de la tradición negra del Halloween anglosajón y con influencias de Tim Burton y su particular universo tenebroso infantil-, e impresionante es la forma de cautivar al espectador, independientemente de su edad. Todos estos logros, estudiados milimétricamente por los avispados productores del film –nada más y nada menos que Spielberg entre ellos-, logran generar un producto impecable, listo para ser consumido y que además tiene una notable calidad.
A modo de una cuidadísima atracción de feria –nada que ver con el entrañable aunque cutre tren de la bruja- la película nos da tiempo para reír, aterrorizarnos, respirar, suspirar e incluso de comprobar que todavía podemos emocionarnos con una historia tan simple como la de tres chavales que se meten en un gran lío cuando descubren que la casa que está en frente de la calle donde viven, resulta estar encantada e intentan solucionar la maldición como buenamente pueden. Con estas cartas encima de la mesa resultan más que obvias comparaciones y referencias de películas como House, una casa alucinante, Gremlins, y un sinfín más de películas fantacientíficas en las que un grupo de niños o adolescentes se ven dentro de un fenómeno sobrenatural incontrolable que tienen que resolver. Pero la originalidad de esta notable cinta es el afinadísimo ajuste de públicos: ni es lo suficientemente tontorrona para que los adultos se aburran, ni es lo suficientemente adulta para que los niños no comprendan la historia. Se ha balanceado a la perfección el estudiadísimo guión para que niños y grandes se lo pasen en grande a la hora de ver un film que consigue convertir los asientos del cine en los asientos de la vagoneta que entra en la mejor casa del terror, sumergiéndonos en una aventura digna del mejor parque temático.
La primera película de Gil Kenan como director no ha podido estar mejor arropada, demostrando la sobrada capacidad para articular una historia ejemplarmente llevada a la pantalla, con una síntesis digital de imágenes realmente magnífica que no persigue la recreación naturalista perfecta y que encaja con la estética que esta historia entrañable debe tener. Lástima que haya llegado un poco más tarde en la cartelera veraniega, porque habría sido el perfecto juguete para todos en estas vacaciones.


Federico Casado Reina



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