Una buena película no tiene por qué ser fácil de ver: ejemplos como los de El Silencio de los Corderos o Psicosis solo son algunos que demuestran que a veces el buen cine llega trufado de sentimientos encontrados, de momentos desagradables para el espectador, que termina sufriendo a la misma vez que los personajes que están en la gran pantalla. Carlos Martín Ferrera ha logrado transportarnos a un mundo claustrofóbico, asfixiante, en el que un hombre despierta metido en un zulo donde ha sido secuestrado, y para colmo, sus razones para estar allí no son nada claras, así como las posibilidades de salir de la situación también se tornan de lo más pesimistas.
Pero lo más importante del film, es el talento que demuestra desde el primer fotograma al último: se trata del mejor cine de género, con todos los elementos justos para lograr articular una historia en la mejor tradición del suspense, sin que tenga nada que envidiarle a otras películas similares, de bajo presupuesto y gran imaginación, como el caso de Cube, como bien apuntó en su día el director del Festival de Cine Fantástico de Sitges, donde consigió el reconocimiento del jurado y de buena parte del público asistente –hay que recordar también la magnífica acogida que la prensa dio a este film, y el premio que la excelente interpretación de su protagonista, Jaime García Arija, consiguió en el prestigioso festival Fantasporto-. Eso es debutar en una plaza con los mimbres justos para no engañar a nadie, ni siquiera a él mismo, ya que el joven director consigue que la historia de Pep Garrido tenga vida propia, evolucionando cada uno de los personajes de manera coherente y tocando todos los registros de sobra conocidos en las historias relacionadas con secuestros, ocultaciones, extorsiones y violencia, desde el famoso síndrome de Estocolmo hasta la dureza con que el secuestrado se toma su aislamiento forzado, habida cuenta de la condición de animal social del ser humano, y que a veces, la peor condena que se le puede aplicar a alguien es sencillamente la privación de la libertad.
Mientras que el film oculta a las claras los elementos innecesarios de este tipo de películas, que a veces se hacen demasiado gratuitos y llenos de tópicos, lo que deja manifiesta es la gran capacidad del director, que con su primera cinta ha conseguido que todos giren la cabeza para ver que es posible hacer un buen thriller dentro del cine español, y que no son necesarios grandes presupuestos, ni actores conocidos, ni efectos especiales. Basta solamente con el talento.