Para todos aquellos que no disfrutaron de las primeras series de animación japonesas que llegaron a España, hablar de Mazinger Z y Heidi es hablar de una memoria colectiva intensa, convertida ya en icono del recuerdo de varias generaciones. Pero aún quedaba otra serie de animación más, que casi se convirtió en un culebrón debido a su continuidad dramática en el tesón del protagonista a la hora de buscar a su mamá, porque Marco supuso todo un modelo de amor filial hacia una desaparecida madre. Bueno, pues ríanse de este personaje, porque el protagonista del film que nos ocupa aún tiene más perseverancia e imaginación a la hora de reencontrar a la persona que le trajo a la vida, un soñador niño que aprovechará una estancia con su abuelo para investigar sobre su propia madre y sobre la historia familiar, descubriendo unos fascinantes datos que le llevarán hasta el avión Malabar Princess.
Aunque el guión no tiene una sólida estructura dramática y posee varias carencias de ritmo, tampoco se le pueden pedir peras al olmo en el este más que honroso debut de Legrand como realizador de largometrajes, pues su primera película tiene la extraña y valiosa habilidad de emocionar a pesar de todos sus pequeños fallos: el empuje de la familia protagonista, las monumentales apariciones del sobrecogedor Mont Blanc –casi otro personaje más del film, que además da pie a la historia francesa real del Malabar Princess, un avión hindú que se estrelló hace 50 años en la famosa cordillera, y que años más tarde se recuperó en los glaciares… -, todo ello envuelto en un cautivador lirismo y una factura ejemplar, hace de esta película una encantadora fábula con los ingredientes justos para disfrutar de una historia pequeñita, pero tremendamente efectiva, y que logra pulsar muchas emociones con bastante puntería, sin llegar a lo fácil. Como todas las películas con niño, la elección de Jules Bigarnet ha sido fundamental a la hora de articular la historia, ya que paradójicamente, el joven actor no es el clásico chaval simpático ni travieso, demostrando una inusual capacidad y una mirada original a la hora de dar vida a un personaje infantil. Este film supuso en Francia un gran éxito, añadiendo a las historias propias del inconsciente colectivo, una narración sobre una madre y un hijo, pero la fuerza de sus personajes es tal, que traspasa las fronteras, universalizando el mensaje y pudiendo llegar tranquilamente a cualquier tipo de espectador, independientemente de la nacionalidad que tenga porque ¿quién no buscaría desesperadamente a su madre?