Ficha película

Título:
El código Da Vinci
Director:
Ron Howard
Intérpretes:
Tom Hanks, Audrey Tautou, Jean Reno, Alfred Molina, Ian McKellen, Paul Bettany
Calificación:
Crítica

Cuando cualquier manifestación artística o ideológica llega a tocar temas tan íntimos como la creencia, la religión, o pone en entredicho movimientos sociales de gran población, generalmente se suele extralimitar el ámbito de la misma y se convierte en un fenómeno sociológico en el que todo el mundo quiere (e incluso a veces, debe) tomar partido. Dan Brown, un escritor sinceramente mediocre, clon en muchos aspectos de los Michael Crichton, Robin Cook, Dean Koontz y demás escritores de best-sellers facilones y de fácil olvido tras su lectura, ha buscado un filón en el que asentar la controversia y garantizarse una promoción adecuada de su libro, que ya se ha convertido en uno de los más leídos y vendidos de los últimos tiempos. Ni la ciencia, ni la medicina o el terror: ha sido la religión el tema recurrente de Brown para lograr que los ojos de cristianos y no cristianos –una de las religiones mayoritarias de la humanidad- vuelva sus ojos hacia su novela de aventuras que pone en tela de juicio –presuntamente de manera fidedigna- los pilares básicos del catolicismo, creando además una galería de personajes más cercanos al maniqueísmo de una película de dibujos animados, que a un relato con más carne.
Lógicamente, si este éxito ha sido así en el terreno literario –con lo poco que lee la gente, al final- pues en cine Hollywood se estaba frotando las manos para replicar el mismo éxito, para lo que se ha cogido a un director experto en taquillazos, Ron Howard, para que logre adaptar de la manera más fiel el texto. El problema es que si olvidamos y simplificamos la controversia ideológico-religiosa, la película no es más que un thriller con una estructura bastante manida, con un metraje excesivo, unos personajes algo ridículos –con un guión del no menos insulso Akiva Goldsman- y una factura propia de cualquier película norteamericana que se precie. Aunque hay algo de interés en algunos momentos estilísticos –como los flashbacks, muy bonitos, pero a base de mal utilizarlos resultan pesados e inútiles, o algunas secuencias donde el protagonista se imagina algo que no ve- el resto es algo manido, trillado, que encima se intenta recubrir de una capa de falsa veracidad, cuando no es más que una ficción especulativa, que en muchos casos resulta tan rocambolesca que llega a provocar risa. En cine, muchas veces, lo más importante no es de lo que se habla, sino cómo se habla de ello y en esta ocasión se ha articulado muy mal el mensaje, aburriendo soberanamente en casi toda la trama, con innecesarias florituras argumentales que no llevan a ningún sitio. Esto es cine, y si quieren que una película entretenga, no se trata de crear controversia, sino de contar bien una historia, y eso no lo han hecho.


Federico Casado Reina



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