Dejando a un lado la fértil producción de Marvel y DC, las dos grandes editoriales del cómic norteamericano que han visto nacer a superhéroes como Spiderman, Batman, Supermán, DareDevil o Los Cuatro Fantásticos, entre otros, también existen unos pequeños gurús de las viñetas como Frank Miller –que recientemente revolucionó el panorama al dirigir a medias con Robert Rodríguez Sin City- o Alan Moore, que es el autor de las aventuras del personaje que nos ocupa. Aunque su exportación cultural es más que aceptable, al plantear un tremendo futuro antiutópico, controlado por una feroz dictadura, esta es una historia netamente británica: el personaje de Guy Fawkes atentó en el siglo XVII contra el Parlamento Inglés con una bomba y fue ahorcado, pero consiguió que se erradicara un sistema totalitario, llegando a convertirse en una figura popular tan importante como en España puede ser Curro Jiménez o El Lute. Fawkes además es conmemorado anualmente en la Gran Bretaña con fuegos artificiales, que simbolizan su triunfo contra el sistema. Pues precisamente la careta que lleva el protagonista de esta película es un homenaje a Fawkes –que aparece en el arranque del film para explicar al personaje-. En la novela gráfica de Moore, de tintes muy oscuros y góticos, se narra la historia de una chica que se ve envuelta en la telaraña de un agudo terrorista que quiere terminar con un autoritario gobierno que ríanse del estalinismo y del nazismo, los dos juntos.
Aunque el realizador del film debuta como director de largometrajes con este film, casi podríamos decir que han sido los hermanos Wachowski –creadores de la saga Matrix- los que han creado esta película. El oscuro y perverso universo que aplasta sistemáticamente al individuo está presente, así como la negrura del porvenir y la esperanza en la lucha por la libertad personal. Estéticamente, lo lóbrego está presente casi a cada plano, y el ritmo del film consigue cautivar la atención del espectador casi desde el primer plano de la cinta. Los espectaculares efectos especiales y la factura del film hacen honor a su origen de cómic, trasladando de manera muy certera ese complejo universo orwelliano en que la represión está al orden del día. A todo ello ayudan las excelentes interpretaciones de Natalie Portman –siempre correcta y bellísima, a pesar de su rapado a lo Sinnead O’Connor- y de Hugo Weaving, que sabe sacar toda la expresividad posible a una simple careta de plástico –es recomendable ver el film en versión original, donde se puede apreciar muchísimo mejor el gran trabajo de voz del actor australiano. Con grandes hallazgos visuales, herederos del cómic –como la rebelión, los ataques con los cuchillos del terrorista protagonista, o la aséptica sociedad que sigue ciegamente a un líder que quiere controlar hasta el más mínimo foco de oposición política, enarbolando la bandera del miedo- la cinta es una de las mejores adaptaciones cinematográficas del mundo del cómic. Moore, que ya ha visto como muchas de sus obras como La liga de los hombres extraordinarios o Desde el infierno han sido llevadas a la gran pantalla, ahora cuenta con una nueva versión fílmica de su obra, a la espera de que su gran trabajo Watchmen –una vuelta de tuerca al mundo de los superhéroes- vea la luz. Ojalá que sea tan buena como esta Vendetta.