Ficha película

Título:
Las últimas vacaciones
Director:
Wayne Wang
Intérpretes:
Queen Latifah, Michael Nouri, Giancarlo Esposito, Alicia Witt, Gerárd Depardieu, Timothy Hutton, LL
Calificación:
Crítica

Wayne Wang es probablemente uno de los realizadores que mejor haya actualizado al cine de hoy el realismo mágico trazado por Capra y otros directores del Hollwyood clásico; tanto Cómete una taza de te como Smoke o su secuela Blue in the face eran filmes capaces de revisar lo cotidiano y crear fábulas realmente preciosas, ensalzando los valores personales y los sentimientos humanos por encima de los intereses y mezquindades de la vida contemporánea. Claro que tampoco podemos olvidar que este realizador ha derivado su trayectoria a películas mucho más comerciales como Sucedió en Manhattan o Mi mejor amigo, que aunque seguían conteniendo parte de esa magia, hacían a veces demasiadas concesiones a lo tópico. Aunque la vocación de la cinta que nos ocupa es comercial, Wang ha logrado refinar un poco más el mensaje, creando un film que actualiza buena parte del tópico del viaje norteamericano a Europa, dando una vuelta de tuerca argumental: una vendedora de unos grandes almacenes cree tener poco tiempo de vida, y para ello decide gastarlo –y gastarse prácticamente todo lo que tiene- en unas lujosísimas vacaciones a Europa, donde disfrutará de todo el boato, y transformando radicalmente su personalidad; de ser una circunspecta y hasta cierto punto amargada persona gris, que acepta las normas sociales y se contenta con lo que le ha tocado en el juego de la vida, ahora se convierte en una mujer sin tapujos, que vive a tope y olvida sus propias inhibiciones. Vamos, como ponerse el mundo por montera y gritar al ritmo de living la vida loca.
Lo mejor de la cinta, además de los secundarios de superlujo –desde Depardieu hasta Hutton, pasando por Nouri o Witt- es la reflexión que Wang hace de soslayo sobre la sociedad y la mentira que en ella se esconde, todo ello envuelto en una amable comedia familiar sin aparentes pretensiones –gracias a Dios, sin llegar a ser la rancia comedia romántica que ya parece agotada en la fórmula comercial de Hollywood-. En cuanto a la rotunda Queen Latifah, reciclada ya del hip-hop al celuloide con películas como Chicago o Se armó la gorda, en esta ocasión repite su registro cómico casi exacto al que realizó en el film Taxi, con un personaje superviviente de las mismas características, pero circunstancias diferentes para admitir y evolucionar de la vida misma. A pesar del envoltorio comercial palomitero, es una fábula entrañable, que si bien se podría haber aprovechado mucho mejor con un guión de mayor calado, consigue en muchos momentos nos olvidemos de la sal gorda y el humor facilón que hay a largo del metraje, y podamos entrever la verdadera intencionalidad del director, en una búsqueda de la identidad personal del individuo.


Federico Casado Reina



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