Una de las pocas empresas españolas que ha decidido apostar firmemente por los nuevos talentos y experimentar con el cine de género, ha sido Filmax. Desde la vertiente de la Fantastic Factory, la compañía de Julio Fernández lleva ya una trayectoria desigual pero de sobra conocida desde dentro y fuera de nuestras fronteras, logrando convertirse en un referente en la producción de cine de terror a nivel mundial. En cuanto a la vertiente de la animación, los comienzos de Filmax Animation con El Cid y Pinocho 3000 han conseguido sentar las bases para estrenar su más ambicioso proyecto hasta la fecha, Gisaku, una cinta con todas las claves del cine de animación japonés manga, solo que realizada fuera del país del sol naciente, ambientando además la acción en la España actual. El guión es de lo más curioso: un samurai del siglo XVII llega hasta la España actual junto con un cachorrito llamado Gizaku –es en realidad un demonio temible, solo que convertido en un simpático animalito- para proteger la llave de Izanagi del mal y será ayudado por Ricky, un chaval algo cobarde, Moira, una adolescente ecologista y Linceto, un Lince mutante guerrero. Esta historia no sirve solamente para viajar en la mitología oriental, sino además para hacer un auténtico tour sobre la situación social y comercial de nuestro país en la actualidad, mostrando casi pedagógicamente la geografía e historia contemporánea de España.
Realizada con mimo y exquisitamente montada, las coreografías y las escenas de lucha no tienen nada que envidarle a clásicos del Manga como Akira Toriyama o Hayao Miyazaki –que actualmente tiene en cartel El Castillo encantado-, pero se echa en falta un toque más adulto, ya que habitualmente el género suele ir destinado a un público más adolescente que infantil, y en Gisaku casi podríamos decir que los auténticos objetivos de la película son los niños; es una lástima que una cinta tan brillante a nivel técnico y con un espíritu y diseño de producción tan logrado –son realmente espectaculares el tratamiento del color, el montaje y los escenarios- se quede al nivel únicamente infantil, pudiendo aspirar a un público mucho más amplio, que si bien es cierto puede disfrutar de las fililgranas visuales, se quedará un poco decepcionado del desarrollo argumental, algo simplista.
No obstante, es una iniciativa realmente innovadora, pues se trata del primer film anime realizado en Europa, y ha sido en nuestro país donde nos hemos atrevido a entrar en el nutrido mercado que anualmente tiene millones de admiradores en todo el mundo. Si Filmax logra realizar más filmes de estas características, mejorando la historia y haciéndolos algo más adultos, conseguirá no solo aumentar el nivel de la animación española, sino además abaratar considerablemente toda la distribución de un producto hasta ahora casi exclusivamente japonés. Si el manga ya bebe de occidente para sus argumentos… ¿porqué no puede occidente utilizar esa estética para contar sus historias?