Ficha película

Título:
Sin Control (Derailed)
Director:
Mikael Häfström
Intérpretes:
Clive Owen, Jennifer Aniston, Melissa George, Vincent Cassel, Addison Timlin, Tom Conti
Calificación:
Crítica

Las películas que plantean una disquisición moral siempre suelen ser recibidas ávidamente por el gran público, intentando justificar una determinada posición ideológica o unos valores supuestamente buenos para el ser humano. Filmes como Atracción Fatal o Acoso hacían pagar al díscolo protagonista –curiosamente, en ambos casos era Michael Douglas- salirse del tiesto, en ambos casos engañando a su esposa con otra mujer. No hace demasiado tiempo veíamos en cartel Oscura seducción, que iba más allá y mostraba los inconvenientes de dejarse arrastrar por la pasión, llegando a hacer peligrar la propia vida del protagonista. Algo así sucede en la cinta que nos ocupa, y que está basada en un best-seller norteamericano, que comienza como una sensiblera película de mediados de los ochenta, Enamorarse, donde Meryl Streep y Robert DeNiro, a base de encontrarse cada día en el tren que los lleva de su casa al trabajo terminan enamorándose. Bueno, pues así es precisamente como arranca la historia sobre la que gira la película, solo que los derroteros que toma en esta ocasión tienen más que ver con el thriller, llegando a crearse un auténtico calvario para el adúltero cuando aparece un siniestro personaje –el francés Vincent Cassell, que por cierto, también le amargaba la vida al protagonista de Oscura seducción- que empieza a ejercer un cruel chantaje y a destrozar su bien ordenada vida.
Está clara la vocación del guionista y del realizador sueco –que por cierto, hace con esta su primera cinta en Estados Unidos- a la hora de emular al maestro Hitchcock, pero lamentablemente, aunque existan secuencias de buena tensión dramática y suspense, éste no se mantiene durante todo el metraje, creándose un ritmo bastante desigual. Si Woody Allen logró con Match Point dar una vuelta a la tuerca al género, utilizando magistralmente las interpretaciones de sus actores protagonistas, Clive Owen queda en esta ocasión con una inexpresiva cara que hace salirse al espectador de la tensión del personaje, y el esforzado registro de Jennifer Aniston tampoco llega a convencer. Quizás el único que cumpla las expectativas –quizás porque ya ha repetido al personaje de mala bestia- es Vincent Cassel, la personificación del lado oscuro de la sociedad, al que hay que pagar el precio de la pasión que en un determinado momento nos puede arrastrar a lo más profundo de nuestro propio abismo. Además de todo ello, si en un film de suspense el público puede predecir rápidamente lo que va a pasar, se pierden muchos enteros. Aunque tiene buenos momentos, vemos venir todo lo que va a pasar de lejos, y ello puede llevar a un cierto aburrimiento, fomentado además por ese entrecortado ritmo.


Federico Casado Reina



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