Hace casi dos años que pudimos ver esta notable obra en el Festival de Sevilla 100% europeo, dejándonos sorprendidos y a la vez encantados: hemos visto muchísimas películas sobre el holocausto judío a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, pero hemos visto en realidad pocas películas que retraten de manera certera el perfil social de la Alemania sobre la que creció el germen del Tercer Reich, aunque también hemos podido observar otra obra sobrecogedora, El Hundimiento, sobre la definitiva ruptura de la sociedad y Adolf Hitler. El film que nos ocupa, además de resultar una crónica muy reveladora sobre las técnicas de educación y manipulación de jóvenes en las escuelas Nacional-Políticas –llamadas Napolas- también logra plantear una reflexión sobre los ideales y sobre la realidad, en la conmoción que puede provocar abrir los ojos con cierto raciocinio, cuando hasta entonces han estado cerrados por una manipulación ideológica.
La historia arranca cuando un joven que ha acabado el Bachiller es reclutado con 16 años por una escuela de élite del partido Nacional Socialista, debido a sus proezas como boxeador amateur. Proveniente de una familia humilde, el protagonista de la cinta ve con ilusión su futuro puesto que de esta escuela saldrán los futuros dirigente de una sociedad aria, formada por lo más selecto del nuevo orden mundial… claro que las cosas no van a ser en realidad tan bonitas como las pintan, puesto que la fidelidad y la exigencia de los ideales llega hasta el asesinato cuando se duda en lo más mínimo. La recreación histórica es tan detallada y exhaustiva –no solo en la ambientación, sino en el perfil psicológico de los personajes, los arquetipos físicos o las implicación morales de todos los personajes del film- que a veces parezca que estamos presenciando un brillante documental, que contenga todas las claves para desentrañar el lavado de cerebro que el partido nazi sometía a todos los que adoctrinaba para hacerles dirigentes inmisericordes.
La dirección de Gansel además es ágil y concisa, logrando acercarse con cierta frialdad a la realidad de unos chavales que llegan a plantearse su escala de valores del bien y del mal sobre unos pilares ideológicos que empiezan a tambalearse en cuanto abren los ojos a la auténtica realidad. Brillantes interpretaciones de los dos chicos protagonistas, uno de ellos imbuido por el progreso personal en la sociedad, y el otro frustrado por sus expectativas al comprobar que todo por lo que soñaba y luchaba, en realidad no son más que intereses personales y partidistas de unos pocos. Excelente, profunda y densa, sin resultar en ningún momento pesada.