No es fácil compatibilizar cine comercial y cine con mensaje. Cada vez es más complicado ver películas que sean capaces de convocar al gran público de las salas, y que tengan detrás de toda la fanfarria de espectacularidad algo que decir, realmente. Pero cuando se utilizan las claves de un género determinado –en este caso, el bélico- con gran maestría, y además se llega a un mensaje, entonces tenemos una película que adquiere una sorprendente entidad, llegando a convertirse no solo en un alegato antibelicista, sino además en una ejemplar cinta de acción y aventuras. Tristán Bauer ha trabajado este guión durante años, y finalmente ha logrado dirigir una película que además de ser modélica en su factura y evolución, revisa una página semioculta en la historia de Argentina: el enfrentamiento militar entre el país del Tango e Inglaterra por las Islas Malvinas, a principios de los ochenta del pasado siglo. El vapuleo que la Gran Bretaña le propició al presuntamente poderoso ejército argentino fue tan vergonzoso que si el Vietnam fue traumático para la sociedad norteamericana, imagínense la Guerra de las Malvinas para el pueblo argentino; pero hasta ahora no habíamos presenciado una visión como esta, tan certera, desapasionada, cruel, y a la vez cargada de la espectacularidad como para fascinar en algunas de sus secuencias corales en el frente.
Articulada como un lúcido juego entre dos tiempos cinematográficos –el pasado y el presente- la acción se centra en un hombre de 40 años que intenta cerrar la herida abierta cuando fue al frente de las Malvinas con 18 años y vivió el sinsentido de una ofensiva como ésta, sobreviviendo a la guerra no solo físicamente, sino también psicológicamente. El catalizador de la historia es el suicidio de uno de sus compañeros, cuya vida destrozada vino marcada por su experiencia en aquella guerra. Incuestionablemente, uno de los activos del film es Gastón Pauls, a quien todos recordamos en su papel de timador en Nueve Reinas y que ahora vuelve a repetir con gran acierto un complejo personaje lleno de aristas y matices. Pero el gran acierto de Bauer, es conjugar el alegato que podríamos haber visto en Senderos de Gloria y mezclarlo con gran habilidad con la espectacularidad de Salvar al Soldado Ryan; sin menoscabar el mensaje, pero tampoco el cine de género, esta película ha cosechado grandes éxitos internacionales en San Sebastián y La Habana, y ha sido una de las grandes favoritas para la presente edición de los premios Goya. Todo ello con razón, porque nos encontramos ante una obra de gran entidad, densa y profunda, donde la supervivencia es la clave.