Ficha película

Título:
Memorias de una Geisha
Director:
Rob Marshall
Intérpretes:
Zhang Ziyi, Ken Watanabe, Michelle Yeoh, Youki Kudoh, Koji Yakusho, Karl Yune
Calificación:
Crítica

Después de lo mucho que nos quejamos de las imitaciones japonesas, y que están acaparando todo el mercado, vamos los occidentales y hacemos lo mismo. El misterioso mundo del Japón ancestral y todas sus tradiciones, siempre ha fascinado al hombre contemporáneo, en especial el código de honor de los mejores guerreros que jamás hayan existido, los Samurai, y por supuesto, la delicadeza y exquisitez de las Geishas, pensando siempre en agradar a todo aquel que pague sus servicios. Mucho más allá del componente sexual, la Geisha es todo un mito que está en el inconsciente colectivo del mundo, y por eso la novela de Arthur Golden publicada a finales de los noventa supuso una verdadera convulsión, convirtiéndose en poco tiempo en todo un récord de ventas; en su favor hay que decir que el respeto y la visión de todas las tradiciones orientales estaba tratada con bastante rigor, aunque se dejaba en el tintero muchas cosas. El problema es que la versión cinematográfica, largamente esperada –en principio iba a ser dirigida por uno de sus productores, Steven Spielberg- ha recaído en manos de un guionista algo mediocre –cuyos créditos incluyen Mathilda, Prácticamente magia o una de las más descafeinadas versiones de Mujercitas- y en un director especialista en lo artificioso, que con Chicago nos esquilmó el musical hasta dejarlo en las varillas mínimas para recrear el género. Bueno, pues en este proyecto ha sido mucho peor: la impresionante factura, de cuidado formato y excelente fotografía, ha envuelto en oropeles una historia que queda desvaída al haber sido traducida al genuino sabor americano. Esto ha desposeído definitivamente los deseos y ansias de Sayuri, la mítica Geisha protagonista que sufre en sus propias carnes el no ser dueño de su propio destino, ni de su propia vida. Las esforzadas interpretaciones de Zhang Ziyi –que es china y no japonesa…- y de Michelle Yeoh –una malaya encarnando a una institutriz de Geishas del país del sol naciente…- quedan circunscrita al folclore nipón entendido por la mentalidad occidental, cosa que se aleja aún más del respeto y la precisión en retratar el fascinante mundo de las Geishas y todos sus condicionantes.
No podría haberse elegido peor un director para un film, ya que ha quedado tan falso, tan fuera de lugar, que hace pensar en Al Johnson cuando se pintó la cara de betún para encarnar a un artista negro en El Cantor de Jazz; aunque ahora está todo mucho más cuidado, con mucho colorido y recreación histórica occidental, queda igual de falsario, en una visión de cartón piedra absolutamente fuera de lugar, máxime a la hora de tratar un icono como una Geisha. Esta película debería de saber más a sushi, y el problema es que sabe a hamburguesa con ketchup, aunque sea el más caro.


Federico Casado Reina



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