Ficha película

Título:
Sentencia de Muerte
Director:
Billie August
Intérpretes:
Connie Nielsen, Kelly Preston, Aidan Quinn, Tim Daly, Mark Holton, Darryl Cox, Michael Ferguson, Mar
Calificación:
Crítica

A la hora de enfrentarse a una diatriba moral como la pena capital, siempre se tiende a tomar un partido demasiado visceral, con lo que a la postre, casi no podemos diferenciar los factores morales de una decisión tan tremenda como esta. Existen ya lujosos antecedentes en la historia del cine, como la genial y hábil El Verdugo del maestro Berlanga o la hiriente Pena de Muerte de Tim Robbins, donde se realizaba una brillante elegía al sistema penitenciario y judicial norteamericano actual a través de un condenado a muerte que mantenía una muy especial relación con una monja. El film que nos ocupa –paradójicamente, escrito por los guionistas habituales de las últimas películas de James Bond- tiene la virtud de distanciarse y no tomar partido directo con los personajes protagonistas, alejándose de una postura moralista en cualquier sentido; ni la condenada a muerte por secuestro y asesinato de una niña, ni el que se gana la vida publicando la correspondencia con los condenados a muerte que se termina enamorando de la convicta, ni de la abogada que lucha por aclarar algunos puntos negros que pueden salvar de la muerte a su representada… todos están situados en un plano distante, observados casi con la frialdad de un microorganismo en el microscopio. Seguramente, el lúcido ojo del realizador danés August –que nos regaló perlas como Smila, misterio en la nieve, Pelle el Conquistador o una de las mejores adaptaciones cinematográficas de Los Miserables- ha tenido mucho que ver con esta aparente frialdad a la hora de tener una implicación moral en la historia de una cinta modesta, pero tremendamente correcta y efectiva, con un final tan agudo como sorprendente.
El único problema del film, es que ni su bien encajada estructura, ni sus buenos personajes o su sólido guión añaden nada nuevo a todas esas películas de dramas judiciales que tienen a la pena de muerte como epicentro sobre el que giran todos los personajes: quizás un poco más de pasión no le habría venido mal a una historia que termina por recordar toda la producción televisiva de sobremesa de muchas cadenas que intentan sacudir la conciencia moral de los espectadores norteamericanos. A la guapísima Connie Nielsen –que es el auténtico alma del film- se unen Aidan Quinn, en su habitual registro de hombre atormentado, así como la señora de Travolta, Kelly Preston, que está teniendo una madurez tan esplendorosa como no hemos visto alguna en mucho tiempo. No obstante, pese al esfuerzo realizado por todo el equipo del film, y aunque reconozca el buen hacer todo el mundo y el excelente tono de la película, resulta demasiado fría en su corrección. Claro que a lo mejor es porque soy –somos- latinos.


Federico Casado Reina



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