Ficha película

Título:
New Police Story
Director:
Benny Chan
Intérpretes:
Jackie Chan, Nicholas Tse, Daniel Wu, Charlie Young, Charlene Choi
Calificación:
Crítica

Igual que uno no se imagina a Fred Astaire vestido de Tarzán, o a Errol Flynn cantando un musical, es igual de raro imaginarse a Jackie Chan en un papel serio. Y no es porque no sea capaz de hacerlo, sino porque sencillamente, su imagen, su estereotipo mediático es tan fuerte que casi podemos hablar de una estrella cómica al más alto nivel, y que encima, ha demostrado ser un inmejorable atleta capaz de las más increíbles proezas físicas. Con toda la tradición policíaca del cine de Hong Kong en los últimos tiempos, y a la zaga de filmes como Police Store 2 o The Killer, este film se mueve en torno al mundo de la delincuencia de la controvertida ciudad, occidentalizada por su contacto con Inglaterra, pero conservando su legado cultural milenario chino; en este entorno, un modélico policía va a colaborar con un pequeño truhán de la calle para intentar acabar con una peligrosísima banda.
Igual que en su colaboración con Chris Tucker en Hora Punta y con Owen Wilson en Shangai Kid, el que Jackie Chan sea actualmente uno de los clásicos en las películas de colegas –o buddy movies en inglés- es un elemento claro en la evolución de su carrera como actor. El único problema es que el guión del film no está demasiado trabajado, y para colmo, el registro serio de Jackie está traído en el film más para demostrar que puede hacerlo, que por una necesidad real de la historia. Por todo ello, ver llorar a Jackie Chan en algunos momentos es tan desconcertante e inesperado que doblemente choca al espectador. Además hay otro gran problema en el film: todas las evoluciones, peleas, persecuciones, patadas, tiros y guantazos, resultan algo desmesuradas para un hombre de la edad de Chan. Ya existe a día de hoy un actor, Jet Li, que ha tomado el relevo, claro que con mucho menos humor, pero capaz de las más increíbles evoluciones –ahí están El beso del Dragón o El único, quizás no demasiado brillantes en sus guiones, pero impresionantes si a uno le gustan las películas de Kung-Fu-. Esta película está recomendada casi exclusivamente a los más fervorosos admiradores del que un día fuera el sucesor de Bruce Lee, Jackie Chan, pero que se escoró en el camino con el humor como catalizador de un nuevo personaje que le convirtió en estrella, el de un mago de las artes marciales de simplona y entrañable personalidad que conseguía solucionar los problemas más que por sus patadas, por su bondad e ingenuidad. Es una pena que a estas alturas quiera cambiar su modélica trayectoria por otra de actor más serio, sin darse cuenta que de esa forma está matando al incomparable modelo que muchos de sus admiradores –entre los que me encuentro- ha tenido a lo largo de sus películas. Ahora los que vamos a llorar somos nosotros. Que siga haciendo lo que mejor sabe hacer, y que entre patada y patada, nos haga reír y sonreír. Eso no es capaz de hacerlo Jet Li, ni ningún actor oriental u occidental del presente o del pasado. Solamente Jackie Chan, que ya no quiere seguir siéndolo.


Federico Casado Reina



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