Ficha película

Título:
Doom
Director:
Andrzej Bartkowiak
Intérpretes:
Dwayne “The Rock” Johnson, Karl Urban, Rosamund Pike, Ben Daniels, Razaaq Adoti, Dhobi Oparei
Calificación:
Crítica

A todos los que nos gustan los videojuegos, tenemos que reconocer que ha habido un antes y un después de Doom, uno de los primeros programas de entretenimiento en la que tenías perspectiva tridimensional en primera persona y en la que disparabas a diestro y siniestro a todo mortal bicho que se apareciera en la pantalla. El genial programador John Carmack, que años antes lanzara al mercado el no menos famoso videojuego Wolfenstein 3d, se superó a si mismo con una jugabilidad realmente alta, una capacidad adictiva increíble, y todos los elementos para convertir a Doom, en lo que ya ha sido, todo un clásico con varias sagas y que incluso ha tenido una prolongación en el mundo del cine. Los elementos básicos del juego –emoción, salvajismo, sangre y disparos ensordecedores- se han intentado trasladar al guión de la versión cinematográfica, pero era inevitable incluir una trama adicional que fuera capaz de articular un guión dramáticamente estructurado, y ahí es donde empiezan las carencias de un film de puro espectáculo pero algo vacío de contenido: en unas instalaciones del planeta Marte se ha torcido un misterioso experimento que ha dado paso –literalmente- a las puertas del infierno y a todo tipo de seres horripilantes, que deberán ser frenados por la más aguerrida fuerza militar compuesta de mercenarios armados hasta los dientes y dispuestos a arrasar con todo lo que se menee.
La gran clave del videojuego, que supuso el clamoroso éxito entre los usuarios, es la capacidad de interacción, el poderse meter en un diabólico mundo y sobrevivir a base de acabar con los monstruos, no está presente en esta fallida película, pues llega un momento en que estamos ante una versión real de un videojuego que no interactúa con el espectador. Lo que vemos es lo que años ha hiciera James Cameron con Aliens, es decir, situar a una fuerza de choque militar en un entorno hostil, pero igual que ha pasado con otras adaptaciones de videojuegos tales como Resident Evil, Double Dragon, Mario Bros o Mortal Kombat, todo el entretenimiento electrónico no ha sido propia ni debidamente trasladado al lenguaje cinematográfico, que necesita de mucha más enjundia argumental para poder convertirse en un producto interesante para el espectador, capaz de generar emociones y provocar una experiencia interesante en la audiencia. Una vez más, se demuestra la gran crisis y la poca originalidad en el cine comercial norteamericano, que cada vez más, necesita tirar de anteriores éxitos –aunque sean en los videojuegos- para cubrir una carrera comercial de un film, o para intentar generar una franquicia que le ofrezca la porrada de millones que cada vez les cuesta más lograr del público de todo el mundo.


Federico Casado Reina



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