Ficha película

Título:
Siete Espadas
Director:
Tsui Hark
Intérpretes:
Donnie Yen, Kar-leung Lar, Kim So Yeun, Sun Honglei, Charlie Young, Leon Lai, Duncan Chow
Calificación:
Crítica

Si examinamos de cerca la evolución del género de las artes marciales en el cine, el nombre de Hark resulta imprescindible, creando dos auténticos referentes; Érase una vez en China no solo lanzaba a un jovencísimo atleta olímpico llamado Jet Li al estrellato internacional, sino que marcaba la pauta estética y visual para posteriores filmes como Tigre y Dragón o La casa de las Dagas voladoras; y por supuesto, la originalísima y divertida Una historia china de fantasmas dejó realmente sorprendido a toda la cinematografía occidental por la complicidad y sentido del humor que se aplicó sin miramientos hacia un género que ofrecía o bien una violencia artística y coreográfica extrema, o bien un tono de comedia tipo Jackie Chan –en su saga del Maestro Borracho…- encantador pero manifiestamente insuficiente e infantil en su desarrollo. No obstante, Hark saltó a los Estados Unidos con Jean-Claude Van Damme, estilizando la acción del Kung-fu y mezclándola con la cinematografía de Hollywood, en otro de los intentos similares a los realizados por Ang Lee, Zhang Yimou y otros por seguir explotando dicho tipo de películas.
Aunque la historia de China es muchísimo más extensa que la occidental –imaginemos que en nuestro año cero, es decir, el nacimiento de Cristo, ellos llevaban ya aproximadamente 2000 años de historia, según nuestro cómputo temporal- la acción de la película se sitúa en nuestro siglo XVII, donde la dinastía Ching prohíbe las artes marciales y recluta a un magnífico espadachín, Viento de Fuego para que anule todos los focos posibles de resistencia ante la feroz ley, pero sin contar que un legendario maestro y sus alumnos en espada lucharán por la justicia. Aunque vagamente la evolución argumental recuerde a las tantas películas de Kurosawa y del Spaghetti Western, del que es heredero en parte, los grandes recursos en la producción no han beneficiado precisamente al realizador a la hora de sacar adelante la cinta, respirándose una especie de empacho a la hora de resolver muchas secuencias, que son impresionantes visualmente, de gran espectacularidad y barroca resolución, pero que no aportan nada a la historia. Existe otro film que comete el mismo error, Hero, precisamente protagonizado por Jet Li, y que se empantana con demasiado preciosismo en la fotografía, y virtuosismo en el montaje; aquí pasa exactamente lo mismo. Aunque a uno le gusten mucho, muchísimo las artes marciales y el cine oriental –como el que está escribiendo esta crítica- llega un momento en que por muchos cuentos chinos que le cuenten y leyendas que vea sobre la pantalla, termina por desconectar a base de tanta evolución en el aire y ampulosos montajes.


Federico Casado Reina



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