Muy poquitas son las biografías –sean de los personajes que sean- que no terminen por aburrir: contando con alguna genialidad como el Amadeus de Milos Forman, existen pocas historias personales que consigan enganchar al espectador, por muy fascinante que sea la vida o historia de quien vayan a contar –especial mención merece la revisión histórica que Oliver Stone realizó de Kennedy en JFK-. Pero si tuviera que comparar este film con cualquier otro, seguramente me quedaría con una brillante y reciente perla de la producción de Hollywood, Ray, la biografía del simpar Ray Charles, que además le valió el Oscar al mejor actor a Jamie Foxx. Tanto Taylor Hackford, como Jaime Chavarri han apostado por el mismo tipo de biogafía cinematográfica, esto es, dejando a un lado la mitología artística y centrándose más en la persona, en la humanidad que cada uno de esos dos singulares seres desprendían, como en un especial halo que envolvía a los que le rodeaban. También comparten Ray y Camarón la impresionante transformación física e interpretación de los actores protagonistas, puesto que el trabajo de Oscar Jaenada convirtiéndose en José Monge es sencillamente espectacular, de los que dejan sin habla e incluso llegan a marcar tanto la imagen del personaje a seguir, que llega un momento del film en que uno casi toma por el auténtico al actor.
Aunque Chavarri podría haber caído en lo más fácil de la controversia en la vida del genial artista, su visión hacia el mismo ha sido elegante, pero no carente de todos los elementos que marcaron la vida de Camarón, desde su encuentro con Paco de Lucía hasta el deslumbrante encuentro con la Chispa, o su destructiva relación con las drogas. La música obviamente está presente en esta producción, pero de manera tangencial, precisamente la que requiere la historia –y que coincide, una vez más, con los parámetros de Ray- para que los personajes avancen en cada una de sus motivaciones personales. Además de haber dirigido una película de gran entidad y de cuidadísima producción y factura –impresionante es la fotografía de Gonzalo Berridi-, es de justicia señalar la impresionante dirección de actores, que además ha superado con creces la prueba de fuego de entroncar con los personajes reales –Manolo Caracol, Paco Cepero, toda la familia Monge…-. Una excelente cinta que ha encajado perfectamente en el perfil del mito que muchos tienen con el inigualable Camarón, pero que incuestionablemente, ha acercado y humanizado mucho más al desconocido para muchos José Monge, el hombre que había detrás del ya histórico mito del arte flamenco, y que como todos los mortales, tenía sus debilidades y sus grandezas.