Ficha película

Título:
Oliver Twist
Director:
Roman Polanski
Intérpretes:
Barney Clark, Ben Kingsley, Michael Heath, Gillian Hanna, Edgard Hardwicke, Harry Eden, Leanne Rowe,
Calificación:
Crítica

El giro copernicano que Polanski ha realizado de El Pianista a su último film no solo ha sido notable en tanto a la temática –de una cruda crónica de la Polonia invadida por los nazis en la Segunda Guerra Mundial a la luz de inocencia dentro del fatalista y cruel lumpen de la Inglaterra de Dickens-, sino también en torno a la estética, siendo este film muchísimo más barroco que el protagonizado por Adrien Brody. En cualquier caso, ambas películas coinciden tanto en la maestría narrativa del realizador, que está sencillamente pletórico a la hora de contar una historia con agilidad y agudeza, como por el mensaje de esperanza en momentos desesperados. Con los referentes de David Lean y el musical colorista de Carol Reed, Polanski va mucho más allá, entroncan mucho más fielmente con el texto de la novela original, y aunque retrata con gran crudeza las inhumanas condiciones existenciales de los pobres niños en una Inglaterra miserable hasta niveles demenciales, la película consigue mostrar a través de su protagonista la incansable llama de la ilusión de un pobre niño pobre, que es capaz de ver la belleza y la ilusión en un mendrugo de pan o en la simple sonrisa de un adulto que pueda darle unas monedas. Las aventuras del niño buscavidas en el entorno británico decimonónico, el complejo universo del internado donde es rechazado, y su tránsito como deshollinador y ayudante del sepulturero, hasta llegar inconscientemente a formar parte de una banda de ladronzuelos londinenses es el tema sobre el que gira un film que ha sido rodado en unos impresionantes escenarios artificiales, que han recreado con gran fidelidad las calles de un Londres paupérrimo, embarrado y no obstante, con un matiz de abolengo decadente que dota a todo el film de un gran empaque. Las imágenes recreadas por Pawell Edelman –que ya colaborara con Polanski en El Pianista, y que también tradujo en imágenes unas de las más fascinantes biografías musicales en Ray- son de una plasticidad inolvidable, con una estética a caballo entre la pintura figurativa de finales del XIX, el teatro, la mejor ópera y por supuesto, lo mejor de la tradición cinematográfica británica; el otro elemento que eleva a la película a la categoría de clásico –tanto por su maestría en las imágenes como por su arquitectura y forma- es la excelente partitura de Rachel Porter, que aunque a veces peca de preciosista y algo tópica, acompaña con habilidad el desarrollo dramático de la historia. Quizás el único elemento discordante sea el niño protagonista, Barney Clark, que lamentablemente no está al nivel de Kingsley ni de todo un reparto exquisitamente dirigido para mostrar la más certera adaptación de este personaje, que se autoredime de su propia mezquindad a través de la esperanza, pensando siempre que a pesar de todo lo que le sucede, la vida sigue siendo bella, como dijera Roberto Benigni.


Federico Casado Reina



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