Allen no deja de sorprenderme: cuando ya creía que había llegado al cénit de su carrera como autor y realizador, realiza un triple salto mortal y nos demuestra a todos lo mucho que aún le queda por decir en el cine como autor. Impecable, no hay otro adjetivo posible para esta incontestable obra maestra, que trufando un perfecto thriller con el malsano sentido del humor, en una feroz crítica a la sociedad occidental contemporánea -en esta ocasión centrada en Inglaterra- consigue enganchar desde el primer plano de esta historia, que podríamos considerar casi una fábula donde un encantador arribista logra escalar a las capas más altas de la sociedad, casandose con la hija de un rico potentado que de camino le facilita el acceso a un puesto de trabajo fantástico, y a una vida fantástica, claro que la novia de su cuñado es la sensualmente seductora Scarlett Johansson, y el deseo es el deseo.
Si Hitchcock hubiera hecho cine en la actualidad, habría hecho esta película, ya que podríamos decir que es una destilación ideal de todos los parámetros del cine del orondo director británico, solo que actualizado y con un vitriólico sentido del humor, capaz de ironizar sobre todo. Monumentales son cada una de las interpretaciones, en virtud de una idónea elección de los actores -ya que Allen deja completa libertad en las interpretaciones- pero aún nos queda la duda de cómo habría sido el film si finalmente Kate Winslet -la actriz elegida en un primer momento- no se hubiera bajado del proyecto por motivos estrictamente personales, según explicó la actriz protagonista de Titanic.
En cualquier caso, es una de las mejores películas que he visto en años, y que mejor a cada visionado, conformando una auténtica sinfonía de situaciones y tramas, que están entrelazadas con gran habilidad y maestría. Merece la pena señalar el empleo de la banda sonora operística, a veces sacada de antiguos discos de vinilo, que dota al film de un toque decadente realmente impresionante. Una maravilla, de principio a fin, para quitarse el sombrero. Otra vez, Allen sigue sorprendiéndonos.