Aunque todo el mundo conoce al Tim Burton como director de Batman, Mars Attacks! o Charlie y la fábrica de chocolate, muchos no saben que trabajó durante años en la Disney como animador, y que aún conserva la enorme afición a ese onírico mundo de la animación que ya dejó entrever en uno de sus primeros cortometrajes Vincent, donde también dejaba patente su sentido del humor macabro e irreverente, como propiamente sacado del alma de Halloween, satirizando a las brujas, los fantasmas, los zombies y todo lo terrorífico. Aunque Burton no la dirigió –lo hizo Henry Selick-, Pesadilla antes de Navidad fue la quintaesencia del sentir de Tim Burton elevando el musical a otro nivel y creando una película rompedora en muchos argumentos. El film que nos ocupa es deudora y heredera de la protagonizada por Jack Skeleton, tanto en su técnica visual –con silicona, arcilla y plastilina- como por su dirección artística y estética, con muchísimas claves similares. Basada en un antiguo cuento ruso del siglo XIX –que estaba además teñido de un cierto antisemitismo-, la película cuenta la historia de un apocado novio que el mismo día de su boda reniega de su futura esposa, va inesperadamente al más allá y termina comprometiéndose con una novia ya fallecida, o lo que es lo mismo, una novia cadáver.
El tan chocante planteamiento, que sobre el papel pudiera parecer algo fuera de tono, dentro del mundo de Burton se entiende a la perfección, lleno de la candidez y el sentido onírico de unos personajes que luchan por conseguir el amor y respetar su propia identidad, tal y como sucedía en otra de las películas claves de este realizador, Eduardo Manostijeras. Impresionante el trabajo que Mike Johnson –que ya dirigiera para Burton James y el Melocotón Gigante- ha realizado técnicamente, pero en La novia cadáver lo realmente importante es el prodigioso y originalísimo guión, cuyo tema principal va más allá de la aceptación social o de la rareza de unos personajes que se salen de la norma del llamado buen gusto, consiguiendo llegar al alma y al amor de todos ellos y luchando por sentirse queridos en su pequeña parcelita. La novia humana, luchando por conservar a su futuro marido, la novia muerta haciendo lo mismo, y el deseado y rifado novio, devanándose entre la elección de una vida normal o una vida extraordinaria, o no vida, junto a un personaje que le querrá para toda la eternidad. Poética y preciosa metáfora de lo que podría ser un amor intemporal, esta vez Burton se ha lucido en una cinta prodigiosamente realizada, de inigualable atmósfera, y que ha conseguido destilar lo mejor del mundo animado para transmitir los más clásicos y elevados sentimientos humanos, trufados de ese particular sentido humorístico de lo macabro y tenebroso, que va muchísimo más allá que una simple película de animación para niños. Esto es mucho más, es el alma pura de Halloween, para todos los públicos.