Ficha película

Título:
Mi mujer se llama Mauricio
Director:
Jean-Marie Poiré
Intérpretes:
Alice Evans, Philippe Chevallier, Regis Laspalès, Götz Otto, Martin Lamotte, Urbain Cancelier, Stéph
Calificación:
Crítica

Uno de los recursos más agradecidos para las comedias de enredo y los vodeviles, es la confusión de sexos: desde Tootsie a Victor o Victoria, pasando por infinidad de películas de prácticamente todos los géneros –no olvidemos M. Butterfly de Cronenberg, una intrigante visión del transexualismo, o la reciente 20 centímetros del malagueño Ramón Salazar, sin olvidar Las Aventuras de Priscilla o La jaula de las locas y sus versiones USA- esta ambigüedad ha funcionado como recurso narrativo de múltiples maneras, encajándose a la perfección en todas las estructuras dramáticas. Por ello resulta algo penoso que un guionista de la experiencia de Poiré, que además ha dirigido comedias con pulso y tino, ahora caiga lamentablemente en lo más tópico de este tipo de confusiones, y encima con un guión que puesto sobre el papel y en el arranque, resulta tan original como divertido: una jovencita novia de un millonario que plantea cazarle en matrimonio, descubre que su maduro amante no solo está casado, sino que además todo el dinero es de su esposa, y por ello plantea la venganza de contárselo todo a la ultrajada. Ante esta disyuntiva, el desesperado marido transformará a su singular amigo Mauricio en su esposa, convirtiéndolo entonces en el blanco de su amante despechada...
Lo que podrían haber sido situaciones descacharrantes, en momentos críticos para la vida de los protagonistas, se convierten en salpicados momentos de acierto en un film donde el aburrimiento es la tónica general; si recordábamos las delirantes situaciones de Los visitantes y su saga, en esta ocasión Poiré no ha acertado con una cinta previsible y de ritmo excesivamente lento, pausado, lleno de lagunas argumentales y con una hilazón bastante pobre, algo imperdonable para una comedia que funcione. Quizás el único acierto del film es el cómico Régis Laspalès, que salva en varias ocasiones secuencias mediocres con su participación –claro que a la hora de encontrar momentos críticos de confusión tendríamos que recordar a Dustin Hoffman cuando decide confesar que en realidad no es una mujer, sino un hombre en Tootsie, secuencia antológica donde las haya-. El resto de actores, habituales en las producciones medias francesas de moda hace unos años –recordemos, que el film es de 2002 y hasta ahora no se ha podido estrenar en nuetro país- dan vida con poco convencimiento a unos personajes demasiado contextualizados en la vida francesa, y que fuera del país galo, tienen una cuestionable capacidad de extrapolación social o cultural. Aunque con secuencias divertidas –especialmente, la del primer encuentro entre la amante y la esposa ficticia- la película es un gran paso atrás en la filmografía de Poiré, que parece haber perdido el norte con esta cinta.


Federico Casado Reina



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