Ficha película

Título:
Dark Water
Director:
Walter Salles
Intérpretes:
Jennifer Connelly, John C. Reilly, Tim Roth, Dougray Scott, Pete Postlethwaite, Ariel Gade
Calificación:
Crítica

¿Cuántos directores que están fuera de la industria norteamericana han deseado integrarse en el Hollywood de las estrellas, vendido a todo el mundo? Muchos han sido ya, desde los llegados en la Segunda Guerra Mundial hasta más recientes incorporaciones como Paul Verhoeven o Guillermo del Toro, los que han tenido que lidiar con ejecutivos, abogados y economistas que han asfixiado toda la creatividad que precisamente estos artísticos directores podían haber ofrecido al cine de todo el mundo. Por eso resulta auténticamente penoso cómo uno de los más creativos y rompedores realizadores de los últimos tiempos, el brasileño Walter Salles –que nos regaló dos joyas como Estación Central de Brasil y Diarios de una motocicleta- ahora se ha visto obligado a repetir la mediocre cinta de Nakata, del mismo título, en un intento de replicar a nivel norteamericano –y por ende, mundial- el incomprensible éxito de taquilla del film oriental. O sea, que para triunfar en Hollywood viniendo de fuera, hay que ser original y novedoso en la primera película que se hace allí, pero sin cambiar lo que ya ha tenido éxito de taquilla. Prácticamente imposible, vamos.

Dark Water plantea cómo una mujer separada ha de rehacer su vida con su hijita, y llega hasta un misterioso apartamento donde aparecen goteras y ha desaparecido una niña a la que al parecer, sus padres habían abandonado en el bloque de pisos. Aunque el planteamiento de partida puede resultar sugerente, el guión de Yglesias –que ya demostró su talento en Desde el infierno- ha sufrido la misma censura creativa por parte de los productores, que ya habían considerado la historia original lo suficientemente comercial. Actores de la talla de John C. Reilly, Tim Roth y por supuesto, la gran protagonista, una esforzadísima Jennifer Connelly no pueden evitar el aburrimiento en una película que se ha convertido en un refrito bastante poco tragable de lo que ya fue una inexplicablemente sobrevalorada película de terror presuntamente psicológico. Es como si a una receta de soufflé, le hubiéramos querido sustituir un ingrediente por otro, y ninguno de los dos funcionara. Aún sigo perplejo por el incomprensible éxito de esta hornada de películas de miedo oriental, que resultan tan ridículas como sus mediocres adaptaciones norteamericanas. No se trata de los argumentos, sino de la infantilidad a la hora de componer un relato de terror, superado ya con creces en la historia del cine occidental. Y con el agua negra –Dark Water, en original- lo que se hace es tirar de la cisterna y a otra cosa, mariposa.


Federico Casado Reina



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