Ficha película

Título:
Charlie y la fábrica de chocolate
Director:
Tim Burton
Intérpretes:
Johnny Depp, Freddie Highmore, David Kelly, Annasophia Robb, Helena Bonham Carter, Julia Winter, Noa
Calificación:
Crítica

Deslumbrante. Sobrecogedoramente alucinante. De la misma manera que un pequeño siente fascinación ante el escaparate de una pastelería, así se podrán sentir los espectadores al ver esta impresionante película llena de ternura, ironía y, nunca mejor dicho, dulzura. La misma industria de Hollywood que prostituyó el talento de Tim Burton a la hora de ponerle en el infame remake de El Planeta de los simios ahora le ha dado la oportunidad de fusionar su talento y creatividad con el de otro genial autor, Roald Dahl, consiguiendo en esta encrucijada un resultado tan deslumbrante como el más entrañable de los sueños infantiles o adultos: confieso mi escepticismo a la hora de ver trasladado en el 2005 una historia de los años sesenta, que ya originara una película en 1971, protagonizada por Gene Wilder y dirigida por Mel Stuart y que era un auténtico paroxismo de trasnochada psicodelia, vista hoy día –aunque no exenta de la imaginación que Dahl imprimía a sus cuentos e historias-. Pero confieso que me he quedado tan sorprendido con este film, como lo hiciera cuando los universos Burton-Dahl se fusionaron en la excelente cinta de animación Charlie y el melocotón gigante. Ahora se han superado todas las expectativas, realizando una de las más bonitas e irónicas parábolas sobre el género humano, la avaricia y la ternura que se hayan hecho durante muchos años en la historia del cine. El proyecto, que pasó por las manos de varios directores y actores, entre los que estuvieron Nicolas Cage o John C. Reilly, finalmente recayó idóneamente en Burton, que ha fusionado a la perfección la abigarrada fantasía del texto y ha elegido a un Johnny Depp en estado de gracia para el papel de Willy Wonka.

De la pluma de Dahl no solo salieron adaptaciones cinematográficas de Ian Fleming para las películas de James Bond o programas de televisión para Hitchcock, sino también buena parte de la mejor literatura infantil de todos los tiempos, con un sentido del espectáculo que ha sido íntegra y fielmente reproducido por Tim Burton en esta increíble película, que es capaz de sorprendernos además de por su barroco diseño de producción y su magnífica banda sonora –Danny Elfman se ha superado a si mismo, volviendo incluso a sus orígenes con partituras como la de Eduardo Manostijeras o en su faceta musical del grupo Oingo Boingo- por el tratamiento de un guión escrito con mimo por John August. El argumento, que al final es lo de menos, cuenta cómo un grupo de niños visita una misteriosa fábrica de chocolatinas y dulces, dirigida por el estrambótico Willy Wonka, que ha construido toda serie de bizarros ingenios para crear sus dulces. Pero al final, en este film, uno se olvida de lo racional, y entra en lo puramente emotivo, compartiendo con la fascinación de los ojos de un niño la pasión por los dulces, el ensueño del placer que provocan las chucherías y la evasión que eso supone. Y eso es esta película, una verdadera puerta de escape a la imaginación, en la que todos podremos volver a ser niños, desde el más circunspecto hasta el más soñador.


Federico Casado Reina



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