Los géneros cinematográficos cada vez guardan menos fidelidad a los cánones clásicos, y eso está bien ya que se rompen muchos tópicos que de otra forma y a día de hoy, quedarían de lo más ridículos –como el sheriff bueno, la chica guapa y tonta, el protagonista bueno e ingenuo…-. Hemos visto muchas comedias que beben del terror, ciencia ficción que mezcla cine negro, terror que mezcla gángsters o western y en el colmo de la sofisticación, acción real que se mezcla con dibujos, cuando no cómic –ahí tienen Sin City, todo un experimento de lo más alucinante-. La comedia, un género que ha de sorprender casi como condición sine qua non para divertir, ha sufrido una cierta regresión en la industria internacional del cine, y ya son pocas las películas que nos hacen reír, encontrando de lo más trilladas situaciones divertidas que a base de repetirlas, ya resultan chocantes. Pero ¿qué sucedería si mezcláramos el destino metafísico de una persona con la comedia? Pues que tenemos la cinta que nos ocupa, una originalísima, descarada y dinámica historia en la que un escritor decide contratar a dos ¡¡detectives metafísicos!! para encontrar el auténtico sentido de su vida más allá de la casualidad. Se que dicho así puede sonar de lo más rocambolesco… pero visto resulta aún más chocante, con momentos de lo más delirante, propiciado sin duda por las excelentes interpretaciones de Hoffman, Tomlyn y Schwartzman. Además el director ha tenido la habilidad de realizar una comedia coral con todos los ingredientes clásicos, pero mezclando elementos como la sorpresa e incluso algún puntito de suspense para realizar –¡encima!- una brillante reflexión sobre el sentido de la vida, de una manera casi tan profana e irreverente como la realizaran los Monty Phyton hace años en el cine.
Russell, que ya demostró su habilidad como realizador en Tres Reyes –una injustamente olvidada película sobre la Guerra del Golfo Pérsico que destroza muchos mitos occidentales…- y su capacidad para la comedia en Flirteando con el desastre- ahora logra perfilar un filme muy agudo, lleno de sorpresas y con un toque fresco y original inédito en las comedias de Hollywood en la actualidad, que resultan manidas y llenas de clichés que ya no divierten a nadie. Innegablemente, uno de los grandes atractivos de la cinta es ver a cada uno de los actores encajados a la perfección en sus respectivos personajes, con momentos desternillantes casi a cada plano, y con diálogos de lo más inteligente. Es desolador que este tipo de películas no comerciales–aunque esté protagonizada por estrellas internacionales, las distribuidoras no confían generalmente en este tipo de cintas, y posponen su estreno para fechas inclementes como el más puro verano, llegando a tardar un año para su exhibición, tal es el caso…- no tengan la difusión que deberían, ya que el público no es tonto y agradece este tipo de inteligentes películas.