Los falsos documentales son un fértil campo en que continuar mucha de la creatividad escondida que tienen muchos guionistas de Hollywood, generalmente asfixiados por ejecutivos que solamente van buscando la rentabilidad económica de los proyectos sin importarle la apuesta por la originalidad y la calidad -aunque unas pocas veces se una la comercialidad con estos parámetros-. Por ello, este film me pareció de lo más sugerente, jugando con la distopía: ¿qué hubiera pasado si la Guerra de Secesión la hubiera ganado el sur de los Estados Unidos en vez del norte? Evidentemente, uno de los resultados sine qua nom habría sido que la esclavitud habría continuado, y de ahí a una economía alternativa -¿o quizás no?- de Norteamérica en toda la humanidad.

La cinta está realizada con pericia y muy mala leche, pero además de falsear la historia en un documental de la BBC -es el cénit del film- y en unos spots publicitarios de lo más divertido -estilo Robocop- la película se queda en una anécdota algo chirriante pero llena de buenas ideas que se malogran. La presencia de actores mediocres -especialmente el que interpreta al senador futuro presidente de los CSA, que también interpreta a su padre, a su abuelo...- y de algunos momentos lentos en el desarrollo dramático de la historia -en su segundo acto, que llega a eternizarse- hacen que lo que podría haber sido una interesante apuesta por la política ficción se haya quedado en una película episódica, con cierto encanto, pero bastante mediocre para el partido que se le podría haber sacado al tema. No obstante, hay varios momentos realmente interesantes -a nivel argumental, a nivel visual resultan ridículos- como el pacto de Hitler con los Estados Confederados en la Segunda Guerra Mundial, con la intención de los norteamericanos de reciclar a la mano de obra judía en esclavos, en vez de exterminarlos.