Ficha película

Título:
La morada del miedo
Director:
Andrew Douglas
Intérpretes:
Ryan Reynolds, Melissa George, Jesse James, Jimmy Bennett, Chloë Grace Moretz
Calificación:
Crítica

No hay nada más difícil en cine que hacer reír o provocar miedo; la distancia entre conseguir el miedo y hacer el ridículo es mínima, y hay clarísimos ejemplos en los que por muy buenas intenciones que se hayan intentado trazar, lo único que se consigue es que el espectador se desternille en la butaca, en vez de chillar. Cuando en 1979 se estrenó Terror en Amityville (con unos jovencísimos James Brolin y Margot Kidder) se tenía el pretexto de que estaba basada en un hecho real, que había una casa encantada por medio -como en casi un propio subgénero cinematográfico- y que una familia estaba a punto de desunirse por una casa maldita. A dia de hoy, estos planteamientos casi parecen infantiles, por eso intentar volver a asustar a la gente con ello resulta chocante, por no decir rocambolesco; la pelicula tiene todos los ingredientes justos de las banales tendencias del género terrorífico actual de Hollywood -tan depauperado que tienen que importar guiones de terror asiático como The Ring, etc.- con los típicos golpes de efecto sonoros, un perro por medio para conseguir los sobresaltos, y alguna que otra imagen terrorífica de difuntos y/o fantasmas. Pero simplificando los valores de la ecuación, al final lo que tenemos es un producto más, todo lo previsible que se espera y que, aunque logre algún sustillo, no llega ni por asomo a aterrorizar, tal es su vocación. De todas formas, el género del terror ha sufrido ya tantas influencias y revoluciones, que a dia de hoy el espectador que disfruta -si se le puede llamar asi- de estas películas tiene el umbral del miedo bastante elevado: ¿que vemos al protagonista volverse loco con un hacha? Bah, como Nicholson en El Resplandor, ninguno. ¿Que la casa empieza a emitir ruidos y sonidos? Bueh, con Poltergeist eran mucho mayores. ¿Que la familia lucha con los fantasmas? Mucho más luchaba Nicole Kidman en Los Otros y al final eran ellos los fantasmas...
Que no, que para asustar lo mejor es jugar con el inconsciente de la audiencia, porque por muy horribles que sean las imágenes que nos muestren, ni se acercarán a las que nuestra imaginación nos puede servir, que esas si que dan miedo. Es muchísimo peor imaginarse las cosas, que verlas, y por eso a día de hoy el terror cinematográfico termina por no funcionar, por su vocación de ser tan explícito.


Federico Casado Reina



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