Ficha película

Título:
Los sexoadictos
Director:
John Waters
Intérpretes:
Tracey Ullman, Johnny Knoxville, Selma Blair, Chris Isaak, Suzanne Shepherd, Mink Stole, Patricia He
Calificación:
Crítica

Hollywood y el cine de los grandes estudios generalmente suele domesticar a los creadores irreverentes atrayéndolos al reverso tenebroso –algo muy de moda hoy día con la clausura de la epopeya galáctica-, haciendo que fabriquen productos políticamente correctos y recibiendo por ello astronómicas cifras que, generalmente, les hacen olvidar sus propias inquietudes artísticas. Pero en ese particular universo despuntan de vez en cuando personajes que no se dejan arrastrar por las corrientes, que luchan incansablemente por seguir haciendo su cine tal y como querían cuando empezaron a ponerse detrás de una cámara, y uno de esos pocos ejemplos vigentes hoy día es John Waters; revolucionó al mundo del celuloide con su Pink Flamingos, con una visión demoledora de la familia y el amor, y ha seguido incordiando a las mentes bienpensantes con películas como Hairspray, Johnny el lágrima o Los asesinatos de mamá. Provocando, riéndose hasta de su sombra, el irreverente carácter de Waters no ha dejado de incordiar a aquellos que se escandalizan de su sardónica visión de la especie humana en su totalidad, de sus pasiones y de sus miserias, pero faltaba en su filmografía una película centrada exclusivamente en una de sus grandes obsesiones, y ahora se ha desquitado con este delirante trabajo que tiene al sexo como vórtice: una madura y amargada ama de casa ha decidido prescindir de las relaciones íntimas con su marido, agobiada por mantener su estatus de trabajadora, su situación en el hogar y varias actividades lúdicas de la vecindad. La protagonista además contempla impávida e impotente cómo su pequeña comunidad está empezando a cambiar y a poner el sexo como uno de los temas prioritarios y relajando notablemente la moralidad hasta ahora imperante; claro que todo cambiará cuando reciba un golpe en un accidente y ella misma empiece a sentir el furor sexual…
Además de unos diálogos descacharrantes y unas situaciones de lo más comprometedoras, Waters utiliza todo el potencial humorístico de una Tracey Ullman en verdadero estado de gracia, dando vida a la reprimida-sexoadicta protagonista. En realidad, la estructura es muy similar a la de Los asesinatos de mamá, solo que ahora en vez de ser el asesinato aquello que descubre la perfecta madre, es el sexo más ardiente y salvaje. El retrato de personajes, además, es llevado al límite de la caricatura intencionadamente, ironizando sobre la actual corriente de puritanismo que invade la sociedad norteamericana y que se escandaliza de cualquier contenido mínimamente explícito en cualquier lugar. Como comedia, funciona a la perfección y tiene todas las señas de identidad de este realizador, desde los personajes freaks –como la hija de la protagonista, con un volumen pectoral análogo a dos pelotas de baloncesto- hasta la visión ácida de la sociedad, añadiendo además esa crítica denodada hacia la visión fariseísta de un tema como el sexo, públicamente demonizado, pero en palabras del propio director: en la intimidad, suele tener una perversión directamente proporcional a la fuerza con que se reprime.


Federico Casado Reina



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