Ficha película

Título:
La última primavera
Director:
Charles Dance
Intérpretes:
Judi Dench, Maggie Smith, Natascha Mcelhone, Miriam Margolyes, Daniel Brühl, Freddie Jones, Gregor H
Calificación:
Crítica

Hemos visto ya tantas veces retratada la Segunda Guerra Mundial en la gran pantalla, que realmente tenemos poca capacidad de sorpresa ante las películas que giran sobre este conflicto. Excepciones como “El Pianista”, vienen a confirmar que los auténticos cataclismos sociales comienzan en los individuos, más que en los grandes movimientos políticos o bélicos. En esta ocasión un actor de carácter y físico peculiar, el británico Charles Dance, ha saltado a la dirección –y el guión- adaptando un texto de W. J. Locke, donde un violinista judío llega a un pueblecito costero británico en 1936 huyendo de la Europa pre-belica, en la que ya se adivina un fuerte sentimiento antisemita; para colmo, el joven y guapo chaval esa acogido por dos hermanas entraditas en años, en las que provocará la misma conmoción que en la localidad, al hacerse patente los conflictos que hasta ahora no habían sido sino rumores para los sencillos vecinos del lugar.
El retrato social de esa pequeña comunidad está muy bien conseguido por Dance, que logra transmitir ese sentimiento tan británico de estar ajeno a los problemas del resto del mundo, hasta que resulta inevitable involucrarse en los acontecimientos. Además la ironía es un recurso presente prácticamente desde el principio de la historia, que tiene un calado emocional también muy interesante al enfrentar las posiciones de las dos hermanas, una de ellas con una visión mucho más agria y distante y la otra con una maraña de sentimientos a punto de explotar. De todas formas se nota que el director antes ha sido actor, ya que la dirección interpretativa de todo el reparto es sencillamente brillante, con los dos pilares de las dos grandes damas del cine y teatro británico, Maggie Smith y Judi Dench, y con el fresco contrapunto del brillante actor alemán Daniel Brühl, que está escalando posiciones como la espuma y está llamado a convertirse en la nueva gran promesa del panorama europeo. Como elemento negativo cabe resaltar un ritmo demasiado pausado, sobre todo en el segundo acto del film, que denota la falta de experiencia en la realización, algo comprensible –y en este caso, perdonable- en una primera película. Como tragicomedia costumbrista, funciona a la perfección y resulta muy agradable de ver, mostrando en muchas ocasiones la cara más amable de un país que habitualmente, no tiene demasiada empatía más allá de sus fronteras. También cabe destacar una fotografía muy paisajística bastante cuidada, así como una banda sonora que entronca con muchas tradiciones inglesas y que utiliza notas clásicas de la música tradicional sajona. Un film modesto, inteligentemente carente de pretensiones en el comienzo de una trayectoria como director de Charles Dance, pero con picos de brillantez que emocionan al espectador.


Federico Casado Reina



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