Filmada a caballo de Estados Unidos y México, estamos ante otra de esas películas “de carretera”, como si se pudiera delimitar un nuevo género cinematográfico con sus propios elementos al rodarse en una carretera. Y así es, se puede delimitar: un coche, relaciones sentimentales, pocos decorados –o decorados naturales, con el consiguiente ahorro, en muchos casos, de producción- y un perro. Pero “The Mexican” –podríamos llamarlo “El Mejicano” o “La mejicana”, ya que el título original se refiere a una misteriosa pistola realizada en ese país- contiene otras muchas claves para ser una cinta tan interesante como reveladora en muchos casos. Interesante por ver un registro de comedia poco explotado tanto por Brad Pitt, como por Julia Roberts –aunque esta última ya lo ha intentado en varias ocasiones-, sin olvidar al siempre soberbio James Gandolfini. Y reveladora, por observar cómo un realizador de la habilidad de Verbinski, que nos cautivó a todos con “Un ratoncito duro de roer” se ahoga en sus propios recursos como director, convirtiendo lo que podría ser una película ágil y divertida, en una repetición cansina y aburrida de una fórmula establecida.
En el arranque del film se nos muestra a una pareja de enamorados cuyos caracteres –él por desdén, ella por cólera- chocan continuamente. Si a ello sumamos que él trabaja para la mafia y no para de fastidiarla en sus labores, ya tenemos un interesante núcleo de conflicto. Continuando el argumento, el protagonista es mandado a México para recuperar una antigua reliquia: la legendaria pistola realizada a mano por un armero para un noble. Claro que cuando nuestro hombre se comporta como nos tiene acostumbrados, es decir, perdiendo la pistola, el coche, y hasta su documentación en el viaje, el mafioso contratará a un matón para secuestrar a la chica y obligar al improvisado correo a regresar con la mercancía indicada.
De acuerdo que los giros de guión son inesperados, y que las interpretaciones sorprenden y resultan gratificantes en todo momento... pero ¿y el ritmo interno de la película? A Verbinski parece habérsele olvidado que un film ha de entretener, y que la información ofrecida al espectador ha de ser la justa para que el mismo se haga su propia “película”, articulando las diferentes secuencias. Pero a base de recrearse en las situaciones –eso sí, muy divertidas la mayoría de las veces- el guión se estanca en inútiles descripciones de los personajes que ya hemos visto sobradamente. Y cuando encima, le da por añadir un componente “místico-honorable-atávico” con la leyenda de la pistolita, ya se le quitan a uno la ganas de tomarse en serio –o en broma- la película. Entre el ritmo y el cambio de tono constante, el director ha fallado lamentablemente, en una empresa que tenía todos los elementos para ser una interesante comedia con tintes románticos que, eso sí, están soberbiamente ubicados –memorables son las conversaciones entre el matón y Julia Roberts acerca de su relación con Brad Pitt-. Una pena, aunque con rescatables y acertadas secuencias.