¿Es suficiente los mejores ingredientes para realizar el más exquisito de los platos cocinados? Evidentemente, no, todo dependerá de la pericia del cocinero a la hora de mezclar los componentes básicos de un plato, para que resulte nutritivo y agradable para el paladar. Pues Gómez Pereira, antaño exquisito chef del cine español a la hora de confeccionar comedias tan afinadas como “Salsa Rosa”, “Boca a Boca” o “El amor perjudica seriamente la salud”, ahora se ha vuelto un chapucero, ha perdido definitivamente el norte, puesto que fallar en este embite con un auténtico repóquer de las mejores divas cinematográficas de habla hispana –Carmen Maura, Marisa Paredes…- resulta casi incomprensible, y buena parte de culpa de este gran fracaso se debe al guión, excesivamente simplista y tópico, y lo que es peor, a una realización abrupta, falsa, llena de baches y que rompe el ritmo de la historia con recursos infantiles que están ubicados en el film exclusivamente “por que quedan bien”; el pretexto de la cinta –muy interesante, la verdad- es mostrar a cinco madres que van a ver cómo sus hijos participan en la primera boda gay de España. Los entresijos emocionales de suegros, consuegros, yernos y demás compondrán un interesante mosaico que termina por desvirtuarse con unos chistes mal planteados y peor resueltos.
Sería igualmente injusto olvidar los excelentes trabajos de Unax Ugalde, Gustavo Salmerón, Paco León y Tito Valverde, que están realmente bien en sus respectivos papeles, esforzados y cuya credibilidad solo queda en entredicho al intentar mejorar unos diálogos de opereta, que no encajan ni con calzador en lo que debería haber sido una fresca comedia romántica con momentos de vodevil.
Pero llegado a este punto, y después de haber fallado con “Entre las piernas”, “Desafinado”, “Cosas que hacen que la vida merezca la pena” y con estas “Reinas” cabe plantearse si Gómez Pereira no ha perdido definitivamente el norte, pero no solamente él, sino toda su cohorte que participa en sus propios guiones –Oristrell, García Serrano-, intentando mostrar una sociedad tan artificiosa como artificial, unos personajes gastados, unos chistes que ya no hacen gracia y unas situaciones tan rocambolescas que resultan sencillamente increíbles: si pretenden hacer una fábula, tabulemos a todo tren, pero si pretenden hacer una comedia con elementos sociales –tal es su vocación ahora- deberían de dejar a un lado muchos elementos que no encajan en esta fórmula, por que ni siquiera una gran producción, una distribución de primera línea y unos actores excelentes pueden obrar el milagro cuando los cimientos de este proyecto están tan mal apuntalados.