Ficha película

Título:
La vida es un milagro
Director:
Emir Kusturica
Intérpretes:
Slavko Stimac, Natasa Solak, Vesna Trivalic, Vuk Kostic, Aleksandar Bercek, Stribor Kusturica, Nikol
Calificación:
Crítica

Abordar cinematográficamente una guerra se ha hecho desde múltiples ópticas y desde la más dramática hasta las más insólitas; pero muy pocas veces un realizador ha sabido arrancar de toda la barbarie y tristeza de un conflicto bélico lo que Kusturica realiza en este film, que estremece desde el primer fotograma, con la singular personalidad de un protagonista –un ingeniero destinado a Belgrado en 1992, justo antes de estallar el conflicto entre bosnios y serbios- que a pesar de todo, sigue empeñado en vivir lo más felizmente posible. El guión escrito por el propio director contiene además todas las claves propias de su filmografía, con ese desparpajo étnico y cultural que han caracterizado a cintas como “Underground” y sobre todo “Gato negro, gato blanco”, auténticos ejemplos de poesía costumbrista mezclada con un sentido del humor realmente hiriente y rayano muchas veces en el más estudiado y ridículo extremo. Aunque se ha echado de menos la presencia de Goran Brekovic en la banda sonora –después de una monumental bronca entre el músico y Kusturica-, la partitura en esta ocasión también se ajusta a la perfección en todo momento, y en ella también vemos la colaboración del propio director. Ese irreverente toque surrealista propio de Kusturica –que ha confesado tomar prestados elementos de los dramas clásicos de Shakespeare- también está presente en el film, aunque tamizado lo suficiente para tener momentos casi del realismo mágico de Capra, que hace ganar un gran empaque al resultado final.
Esta nueva aproximación a la Guerra de los Balcanes se ha hecho sin ningún miramiento, olvidando en parte las cicatrices que ha dejado en los supervivientes de la misma, pero contando cada una de las mayores desgracias que se ha vivido en esos duros momentos: en esa apología de la supervivencia que el realizador traza con una gran lucidez, todas las desdichas que puedan caerle a alguien no son suficientes para hundirle, sino que la naturaleza humana termina por sobrevivir, sea como se ¿se imaginan lo que tiene que ser perder el trabajo, que su mujer se marche de su lado abandonándolo por otro y que a su hijo lo recluten para el ejército cuando encima empieza una guerra? Pues eso mismo es lo que le sucede a Luka, el ingeniero protagonista que termina siendo vigilante de una joven prisionera musulmana, que va a marcar irremediablemente la vida de este pobre diablo de la manera más insospechada. La modélica evolución del guión es quizás el elemento más cuidado de la película, que es un notable salto cuantitativo en la filmografía de un director que demuestra una vez más que es capaz de hacer nacer rosas en el barro.


Federico Casado Reina



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