Ficha película

Título:
El grito
Director:
Takashi Shimizu
Intérpretes:
Sarah Michelle Gellar, Jason Behr, William Maphoter, Clea DuVall, KaDee Strickland, Grace Zabriskie
Calificación:
Crítica

Tengo que confesarlo: no podía creer como una película tan rematadamente mala podía causar terror y convertirse en una película de culto; primero lo atribuí a la diferencia cultural entre Japón y occidente, más tarde a una posible mala interpretación que hubiera hecho del film. Pero me reafirmé cuando, armado de valor –no ya por el miedo que pudiera provocar, sino por soportar aquella tortura de recursos infantiles y caras pintadas de blanco- volví a contemplarla. Aquello era una auténtica regresión a las peores películas de serie “B” de los años treinta, con efectismos baratos y un argumento de opereta fácil. Pero cuál no fue mi sorpresa cuando al final de la película ya le promocionan a uno la segunda parte –como en un programa de televisión- y el colmo fue ya cuando la famosa “La maldición”, saltó fronteras y se situó en el panorama de Hollywood, contando con una holgada producción y con una de las actrices-fetiche más importantes de la actual cultura anglosajona, la archifamosa cazavampiros Buffy, o lo que es igual, Sarah Michelle Gellar.
El mismo director de la versión original japonesa ha sido el que ha perpetrado este film, cuya única diferencia con la versión anterior son algunos efectos especiales mejorados y el intento denodado de asustar e impresionar prácticamente a cada plano, intentando demostrar una capacidad en el director más que en interesar con una historia capaz de despertar la intranquilidad, el desasosiego o el miedo en el espectador. Argumentalmente, se han realizado las licencias justas para que resulte más o menos creíble –ahora es una estudiante judía de intercambio la que llega a la casa maldita, que contiene un terrible y maligno secreto capaz de las mayores atrocidades….-, pero todo el film sigue resultando de lo más infantil y sacado de tono. Confieso que tenía mucho interés en ver la versión “no-japonesa” de este film, por aquello de la mejora transcultural, pero como sucedió con “The Ring” –que es infinitamente mejor en todos los aspectos a este “grito”, más sordo que otra cosa y a ver si Shimizu a ver si aprende de Munch, que sin oir, se dice todo- todos los defectos que tenía se han amplificado por el mayor presupuesto, y no se ha sacado partido de lo que podría haber sido una nueva forma de comprender el terror y el suspense cinematográfico. Si ya se ha comprobado de sobra que la frontera entre el terror y el ridículo es tan fina ¿Por qué se empeña más de uno en intentar transgredirla con fórmulas que sólo funcionan para el espectador tome a guasa una película?


Federico Casado Reina



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