En la historia del cine –especialmente, el norteamericano- pocos oficios son tan cinematográficos como los de boxeador, detective privado, y por supuesto, taxista: desde Travis en “Taxi Driver” a Jimmy Tong en “El smoking”, o el mismo Bruce Willis en “El Quinto elemento”, muchos han sido los conductores profesionales urbanos que han pasado a la historia a bordo de sus vehículos, realizando las más increíbles proezas y convirtiéndose en los héroes contemporáneos. Precisamente Luc Besson escribió y produjo “Taxi”, ya una saga de películas francesas en las que un taxista parisino de origen árabe ayudaba a la policía y a los más desfavorecidos dentro de su coche “tuneado” –o lo que es lo mismo, modificado para correr más, ser más cómodo y en definitiva, ser “diferente” de los demás coches de serie de ese modelo…- y demostrando una maestría inigualable al volante. Ahora Besson, que ya está a muy buenas migas con la industria de Hollywood ha decidido exportar su rentable franquicia a las fronteras norteamericanas, solo que “adaptándola” a los gustos de la comunidad estadounidense.
Tras varios avatares, firmas y renuncias de directores y actores –uno de ellos fue el rapero Ice Cube, que desde un primer momento era el protagonista- todo parecía indicar que Tim Story podía añadir un elemento interesante a la historia, habida cuenta de su anterior película, “La barbería”, una pequeña obra de arte que retrataba los sueños, grandezas y miserias de un barrio a través de unos sillones donde la gente se cortaba el pelo. También la elección de la cantante Queen Latifah como protagonista hacía esperar lo mejor; pero todo se ha quedado en buenas intenciones y poco más, ya que el film no es más que un divertimento comercial con los únicos estímulos de unas espectaculares persecuciones en las calles de Nueva York y Los Angeles –que es donde se rodó la película- que se repiten lo suficiente para no darse uno cuenta de lo pobretón del guión, que cuenta cómo una aguerrida repartidora de pizzas termina manejando un taxi propio del mismísimo 007, y ayuda a un policía de lo más patoso a la hora de atrapar a unas ladronas de bancos. Si bien es cierto que las películas originales francesas de “Taxi” –que ya son tres- no tienen tampoco demasiado interés fuera de lo puramente local –no han funcionado en taquilla generalmente fuera de Francia-, en esta ocasión aún se ha “descafeinado” más el producto, probablemente insuflado por los “expertos de marketing” para hacer el film “más comercial y de todos los públicos”. Definitivamente, la bandera se ha bajado.