Aunque su título original es “National Treasure” – o en español, “Tesoro Nacional”- su traducción al español le ha venido al pelo, tanto por la parte de Nicolas Cage –que intenta redireccionar como sea su carrera como gran estrella de Hollywood- y por parte de Disney –la productora del film, que ve cómo su gran chollo con Pixar se aleja, y tiene que ir planteándose otra estrategia comercial si no se quiere quedar como una empresa juguetera y de turismo temático-. Para certificar que el producto tiene la “grandiosidad” prevista, se ha puesto al frente del mismo al productor Jerry Bruckheimer, aquel cuyas cintas contienen el mayor número de movimientos caóticos de cámara y una violencia “limpia”, apta para todos los públicos. En su empeño, Turtletaub ha funcionado con varios guionistas hasta que ha llegado a un film que bebe directamente de toda la saga de Indiana Jones sin cortarse un pelo, y retoma toda la tradición y polémica de la literatura histórica que tan de moda se ha puesto últimamente, con el máximo exponente de “El código Da Vinci”: un antiguo tesoro que ha sido custodiado por Templarios, Masones y varias generaciones de próceres, ahora es buscado incansablemente por un moderno cazador de fortunas, que descubre el mapa del mismo nada más y nada menos que en la carta de independencia de los Estados Unidos de América…
Contada con habilidad, aunque con un sentido del humor bastante infantil –he ahí la concesión al público más pequeño, de cara a estas Navidades…- el film es un ejercicio bastante mediocre, susceptible por supuesto de ser llevado a videojuegos, atracciones en los antes mencionados parques temáticos y por supuesto, inacabables series de televisión. Todos los elementos propios de la producción de Bruckheimer tales como la acción, los efectismos sonoros y un montaje frenético, están debidamente aderezados para que Indiana Jones, quiero decir, Nicolas Cage –que en su mimesis, incluso lleva unas gafitas intelecuales…- quede como un gran aventurero capaz de resolver los más intrincados enigmas. Pero creo sinceramente, que el camino para Cage no es esta comercialidad barata y fácilmente olvidable, sino películas de mayor entidad, que le perduren como el actor que ya ha demostrado ser ¿o es que ya nadie se acuerda de “Leaving Las Vegas”, “Cara a Cara” o el remake de “El Beso de la muerte”. En Estados Unidos ha funcionado de maravilla, y allí si que han encontrado la taquilla perdida, pero fuera de las fronteras norteamericanas, veremos si Disney es capaz de fascinar con una cinta que habla de un tesoro cuidado por los fundadores de Norteamérica.