Ficha película

Título:
Shall we dance? (¿Bailamos?)
Director:
Peter Chelsom
Intérpretes:
Richard Gere, Jennifer Lopez, Susan Sarandon, Stanley Tucci, Bobby Cannevale, Lisa Ann Walter, Richa
Calificación:
Crítica

Que el género musical no había muerto ya lo sabíamos. No ya por los vanos intentos de las grandes “majors” de Hollywood por recuperarlo –como el caso de “Chicago”-, sino porque a día de hoy pocos son los que no recuerdan con nostalgia esos grandes espectáculos visuales que nos hicieron soñar con la grandeza de unas vidas embozadas en pegadizas sintonías, canciones melosas y ritmos trepidantes. La música como terapia y sublimación de los sentidos no es nada nuevo, como mostró el maestro Trier en “Bailar en la Oscuridad”, y ahora, la Miramax –que de ser una compañía independiente se ha convertido en la cabeza más poderosa de Disney, con los Weinstein Brothers a la cabeza- sigue intentando copar el mercado de la comedia romántica añadiendo música, danza y compás, con la misma trasnochada vocación que “Dirty Dancing”, solo que actualizada con los problemas sociales de la Norteamérica contemporánea: un ciudadano de lo más gris, y que tiene una anodina vida, sentirá una magnética curiosidad por una profesora de danza a la que ve diariamente por los ventanales de su modesta academia y acabará recibiendo clases para intentar acercarse más a ella. Con este preámbulo –que está basado en una película japonesa del mismo nombre, que fue un éxito en la taquilla norteamericana- la cinta termina paulatinamente en caer en los mayores tópicos del género –entre otros, el de la “fortuita” amistad entre los protagonistas, que puede ensombrecer el matrimonio del futuro “bailongo”-; quizás sea éste el único elemento realmente interesante del film, ya que a pesar de la sensualidad de la Lopez, resulta que el platonismo será el eje y centro de su relación con Gere, frente a lo que todos pudiéramos pensar. Pero por lo demás, el maduro galán de turno parece tener dos pies izquierdos a la hora de acometer cualquier evolución en la pista, y su talante como artista, también resulta bastante poco creíble. Aunque en teoría es esta una película “de baile”, realmente está tratada dramática y argumentalmente como un musical, ya que los momentos de máxima tensión son resueltos a la vieja usanza, sin entrar en demasiada originalidad por parte de un director, Peter Chelsom, que sigue apostando por las comedias románticas de toda la vida para su filmografía, no sabemos si por una adscripción al mayor clasicismo cinematográfico o, como suele suceder, para no errar en el tiro de la comercialidad a la hora de rentabilizar la inversión de las muchas estrellas. Una lástima, porque aún estamos esperando una revisión de música y danza que añada elementos nuevos al género, como hizo no hace demasiado tiempo “Billy Elliott”, que ese sí que bailaba a compás.


Federico Casado Reina



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