En la estructura perfecta del cine de suspense y terror, el gran maestro Hitchcock demostró que cuanto menos sepamos y menos veamos, mayor será la sensación de miedo y desamparo, porque seguro que lo que imaginamos es infinitivamente peor de lo que vemos explícitamente. El teléfono, que también fue utilizado por el orondo genio en películas como “Crimen Perfecto” o “Encadenados” –memorables son las charlas de Ingrid Bergman, en el límite de su cordura- ahora es el protagonista de un nuevo “thriller” tan bien planteado como “Última llamada”, que también fue escrita por Larry Cohen. Pero lo más interesante, es comprobar como un artilugio tan cotidiano como un teléfono móvil –presente ya de innumerables formas formas en prácticamente las vidas de casi todos los seres humanos de este planeta- puede convertirse en un instrumento para la salvación, para la angustia o para la seguridad, con el simple cambio de pulsar una u otra tecla. Como además, tenemos el agravante de no ver al interlocutor que tenemos al otro lado de la línea –de momento y hasta que se implante definitivamente la tecnología de videoconferencia, que eso será otra guasa…-, la cosa se puede poner todavía más intrigante; precisamente eso es lo que le pasa al protagonista del film, que recibe una misteriosa e inesperada llamada a su móvil de una mujer que está secuestrada en su casa por un grupo de delincuentes, y necesita desesperadamente ayuda. Para colmo, la cosa se complica cuando tiene un tiempo limitadísimo para que el chico intente solucionar el problema.
El hecho de involucrarse con una desconocida llamada en espera, puede resultar rocambolesca, pero está tan bien planteada en el film, que resulta verdaderamente asfixiante, componiendo con un modélico guión, una evolución dramática que merece estar en el cuadro clínico de una unidad cardiaca: la película además tiene la habilidad de ir dosificando la información hasta llegar a un clímax realmente electrizante. El relativamente desconocido en España Chris Evans, realiza un correcto contrapunto a la esplendorosamente madura Kim Basinger, que es el contrapunto de una mujer desesperada. Igual que Colin Farrell se veía sobrepasado por un francotirador psicópata en “Última llamada”, ahora Evans se involucra casi obligatoriamente con una pobre madre de familia que ve cercana su muerte cuando es secuestrada. Una película sorprendente, sobre todo por los giros de guión logrados y por ser la segunda película de este especialista, que se ha destapado con este film como un excelente realizador que sabe mantener un gran ritmo en la narración fílmica.