Ficha película

Título:
Gente Pez
Director:
Jorge Iglesias
Intérpretes:
Juan Díaz, David Tenreiro, Diana Palazón, Ion Gabella, Luke Donovan.
Calificación:
Crítica

Cuando muchos próceres de la cultura española –y críticos- se echan las manos a la cabeza cuando se estrenan en nuestro país películas que intentan retratar de una manera desenfadada y radical la adolescencia en sus ansias de libertad que nos llegan de los Estados Unidos tales como “Juerga de Pirados”, “American Pie” o “Colega ¿dónde está mi coche?” y rápidamente piensan que en España, en nuestra España cañí, se podría hacer lo mismo, pero mejor, con nuestras propias generaciones, que tienen unas señas de identidad diferentes a las de los americanitos de a pié. El problema es que tras ver películas como la que nos ocupa, tenemos que afirmar todo lo contrario: no podemos, porque si el cine de Hollywood adolescente es malo, el español es... indefinible.
Porque si bien es cierto que este film tendría mucho más sentido para la juventud española que todas las americanadas que nos intentaran vender, resulta que el guión escrito por el director y el dibujante de cómics Mauro Entrialgo deja bastante que desear, describiendo bien a una desquiciada galería de personajes en una situación interesante –un grupo de jóvenes que deciden “okupar” (si, así con K) un piso deshabitado y sus posteriores relaciones de convivencia entre ellos y los vecinos que le rodean en el edificio y en el barrio- pero que desgraciadamente, sólo se queda ahí: la historia no evoluciona y los pocos acontecimientos en la vida de los protagonistas son meras anécdotas que hacen avanzar poco o nada una historia más centrada en los detalles irrelevantes –como un diseño de producción muy posmoderno, con transiciones infográficas en el montaje que parecen sacadas de los dibujos animados- que en una progresión adecuada de un guión cinematográfico.
El problema es la “patente” tipo “Santiago Segura”: el “amiguete” ha demostrado que lo casposo vende. Así que si él lo ha hecho, y lo que ahora buscamos es que los jóvenes vayan en masa al cine para ver una película divertida y desmadrada... ¿por qué no copiar su mismo sentido del humor, basado en las groserías más soeces y faltas de imaginación, con la escatología facilona como bandera? Pues eso, que seguramente, si el guión lo hubieran hecho con un poquito más de rigor y menos intentos de la carcajada fácil, habrían realizado una mejor película, que además no tiene un correlato “generacional” adecuado para el público al que se dirigen, ya que ha sido escrita por dos señores de una edad mayor que los espectadores que pretendidamente tendrían que “disfrutar” de este “delirio cinematográfico”, donde lo auténticamente importante es vivir rápido... ¿pero esto no lo decían en los sesenta?


Federico Casado Reina



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