Lo peor que le puede suceder a una película es no ser fiel a sí misma: si vamos a ver un producto de entretenimiento, pues hala, a disfrutar y no pensar en nada pero si vamos a ver un producto con una cierta inspiración y vocación trascendente, pues evidentemente, hay que plantearse algunas cosas. Pero las mezclas, sobre todo cuando se intenta colar una moralina más o menos “social”, no suelen salir bien. El presuntamente experto en comedia romántica Garry Marshall –que ya perpetró filmes como “Pretty Woman”, “Novia a la fuga” o más recientemente, “Diario de una princesa”- ahora vuelve a intentar hacernos reflexionar sobre la madurez y la aceptación de la responsabilidad con el paso de los años, y lo intenta plasmar a través de una circunstancia poco creíble: una mujer que ha logrado un estatus social y económico muy elevada, pero que conserva con uñas y dientes su independencia, recibe de golpe la noticia de la muerte de su hermana y su marido, quedando sus dos hijos huérfanos. El hecho de adoptar el papel de madre “sustituta” va a cambiarle obviamente su bien diseñada vida, de un solo golpe.
Lo que podría haber sido una resolución más o menos inteligente de un conflicto que plasmara la importancia real de una familia en la vida de alguien, se ha convertido en una sucesión de tópicos a cual más previsible, llegando a aburrir, sobre todo en una resolución que contiene una moralina demasiado evidente, demasiado maniquea: el cambio del personaje principal no es progresivo, y tampoco es creíble la actitud de los hijos “adoptivos”, que prácticamente pasan de estar dolientes por la pérdida de sus padres, a estar felices con la “supermegafashion tita” que se va a ocupar de su tutela y educación.
Pero lo más arduo del film, es ver a una Kate Hudson alejada del nivel del que comenzó en su corta trayectoria –recordemos, nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria por “Casi Famosos” en el 2001-; este cambio de registro, que ya viene dándose desde hace unos años, está perjudicando gravemente la trayectoria de esta actriz, que podía dar mucho más de sí, como también podría haber dado más de sí la temática de este film, que intenta en vano lanzar una moraleja familiar más o menos acertada, pero embutida en una estructura de comedia romántica demasiado facilona, llena de bromas algo anticuadas, para algo tan serio como es la educación de los más pequeños.