Ficha película

Título:
El Rey Arturo
Director:
Antoine Fuqua
Intérpretes:
Til Schweiger, Stephen Dillane, Keira Knightley, Ioan Gruffudd, Stellan Skarsgard, Ray Winstone, Hug
Calificación:
Crítica

La mitología artúrica es quizás una de las leyendas más lustrosas de todos los tiempos: pasión, aventuras, acción, lealtad y un punto de misticismo y religiosidad. Los ingredientes justos para una épica gesta donde la búsqueda de la felicidad y la identidad del hombre son los pilares del personaje central, Arturo, el rey de Bretaña.
Hay que reconocer la valía de Jerry Bruckheimer a la hora de idear “blockbusters” –o en su vocablo castellano “éxitos de taquilla”- cada cierto tiempo: “Piratas del Caribe”, “Pearl Harbor” o “Black Hawk derribado”, son filmes tan mediocres como comerciales, que han explotando todos los mecanismos del márketing de Hollywood de la manera más inteligente, pero sin ofrecer ningún elemento realmente interesante. Habría que remontarse a películas tales como “Con Air”, “La roca” o “Flashdance” para ver algo interesante dentro de su filmografía; como productor, ha dejado de apostar por hacer cine, y ha decidido directamente apuntarse a la misma tendencia de los parques temáticos, solo que hechos en celuloide y estando apoyado por una producción Disney que intenta replicar en la gran pantalla el mismo éxito que tienen sus atracciones. Si la pasada temporada se intentó hacer la película definitiva sobre piratas, ahora y aprovechando el “tirón” de filmes tales como “Gladiator” –y tomando a Franzoni, uno de sus guionistas- se ha revisado nada más y nada menos que la historia del Rey Arturo, pero trasladándolo a la época romana, y salvando escollos argumentales tan monumentales como simplificar la historia de amor entre Ginebra, Arturo y Lancelot, convertir a Merlin en un guerrillero y olvidarse del tirón de la búsqueda del Santo Grial; ¿no son las peleas sangrientas y con muchos figurantes lo que funciona, o al menos lo que le funcionó a Mel Gibson en “Braveheart”?, pues hale, vamos a dejarnos de pamplinas, y que haya muchas espadas, sangre, flechas y violencia, eso sí, lo suficientemente “limpia” como para que la misma familia completa que la disfrute en el cine sea también la que entre en la atracción del parque de atracciones, cuando vaya a EuroDisney de vacaciones.
Con todas estas consideraciones, y si logramos por un momento olvidarnos de la historia del Rey Arturo –algo difícil, con el título del film…- tenemos una cinta entretenida, aunque inevitablemente fallida, porque ya no hay magia, la espada Excalibur, es más profana que sagrada, Ginebra no es una romántica reina de ardorosa pasión secreta…y la mesa más que redonda, bien podría ser cuadrada.


Federico Casado Reina



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