Ficha película

Título:
Kill Bill, Vol. 2
Director:
Quentin Tarantino
Intérpretes:
Michael Jai White, Uma Thurman, David Carradine, Daryl Hannah, Michael Madsen, Vivica A. Fox, Gordon
Calificación:
Crítica

Si hace algún tiempo yo vilipendiaba brutalmente a Tarantino por la primera parte de “Kill Bill”, ahora me retracto humildemente, reconociendo que toda la culpa de la primera parte la tienen los hermanos Weinstein, productores de la última película del “niño malo” de Hollywood, que viendo un filón, decidieron dejarle hacer travesuras –como por ejemplo rodar muchísimo más metraje del requerido, y encima dejarle el montaje íntegro- y dividir la película original en dos trozos, para así rentabilizar aún más la fijación de sus muchos admiradores. Uniendo las dos partes, y simplificando toda la preciosa y superflua violencia de la primera parte, “Kill Bill” sería una película monumental, impresionante, lo mejor que ha hecho este creador hasta la fecha. Y si también decía que Tarantino se había secado, también tengo que replegar velas en esta aseveración, puesto que con este film, siguiendo con sus claves de sobra conocidas –y algunas amplificadas- ha renovado toda su iconografía de manera tan inteligente como inesperada, realizando metáforas verdaderamente poéticas –como la explicación de Bill a su chica Beatrix sobre el golpe mortal de Kung-fú para hacer explotar el corazón en el pecho de alguien…- y con diálogos que superan con mucho lo visto y oído en toda su filmografía.
Si en la “primera parte” la resurrección de una exasesina propiciaba un baño de sangre y venganza con dos de sus excompañeras en el “escuadrón de víboras asesinas”, ahora continúa su implacable camino hasta Bill, encontrándose en el camino con los otros dos miembros restantes del grupo de matones. La intrincada estructura argumental salta hacia el pasado para mostrarnos el entrenamiento de la protagonista en el difícil arte del Kung fú a manos del más cruel maestro jamás conocido, Pai Mei, un sádico monje de habilidades sobrehumanas. El ritmo y el montaje es mucho más acorde con la historia que en la frenética “primera parte”, donde la gratuidad y la ampulosidad vacía es la constante: ahora existe igualmente un tono ambicioso, pero que se cumple sobradamente con unas resoluciones dramáticas francamente sobrecogedoras, pero que lo son por su contenido argumental y no por unos efectismos visuales o una coreografía sanguinolenta. Otro apartado excelente en el film es la galería de secundarios que pueblan ese singular universo a caballo entre el “spaghetti-western” y las películas de Hong Kong de los años setenta.
En definitiva, que “Kill Bill, Vol. 2” es todo un alarde de creatividad, de genialidad, con diálogos chispeantes y originalísimos, y donde Tarantino ha destapado el tarro de las esencias para demostrar que aún tiene mucho, muchísimo que contar. Tenía que haber empezado por aquí, y dejar los chorreones de sangre como simples adornos.


Federico Casado Reina



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