Ficha película

Título:
Yo, robot
Director:
Alex Proyas
Intérpretes:
James Cromwell, Alan Tudyk, Chi McBride, Bruce Greenwood, Bridget Moynahan, Will Smith
Calificación:
Crítica

Cuando pasan estas cosas, me entran auténticas ganas de meterme en un rincón y llorar amargamente: ¿porqué un director con personalidad, carácter artístico y creativo como Alex Proyas se deja imbuir por un todopoderoso estudio para generar una franquicia comercial con posible merchandising e inacabables sagas de películas paulatinamente peores? Pues claro, por dinero. El mismo director de filmes tan interesantes como “El Cuervo” o “Dark City” –la película de la que los Wachowski plagiaron “Matrix”- ahora directamente ha tirado la toalla y se ha dejado seducir por los cantos de sirena de los ejecutivos de Fox a la hora de hacer un producto a la medida de unas grandes expectativas comerciales, dejando a un lado la calidad y lo que es peor, la originalidad, porque “Yo, robot” es tan predecible y manida que llega a aburrir: todas las claves que hemos visto en las infinidades películas sobre robots –desde “Planeta prohibido” a “I.A.”, pasando por “Star Wars”- están ordenadas casi alfabéticamente, con la salvedad de la presencia de un policía macarra –Will Smith, claro- que desconfía de los androides y se ve metido en una investigación que –ahora sonaría la fanfarria de suspense de una banda sonora realmente infumable- “que haría peligrar el destino de la humanidad”.
Pero lo peor del asunto, es utilizar al genial Isaac Asimov como pretexto para darle “calidad” al pastiche: resulta inconcebible que una película de acción y ciencia ficción sea aburrida como lo es esta, ya que a los pocos minutos de proyección parece que veamos una versión infantil de “Blade Runner”, con todo el descafeinado propio de las franquicias para todos los públicos, y con el sentido del humor garrulo y facilón que parece ser ya la marca de Smith –aún recordamos su excelentísima interpretación de “Seis grados de separación”, ¿porqué habrá dejado de actuar para simplemente poner cara de duro y hacer chascarrillos mientras enseña los musculitos?- como colofón. En este verano, donde hemos podido ver que la comercialidad no está reñida en absoluto con la calidad con dos ejemplos tan ilustres como “Spiderman 2” y “Shrek 2” –encima, dos sagas…-, todavía algunos siguen apostando por el entretenimiento más absurdamente previsible, con las claves de toda la vida, y con los ingredientes que todo el mundo está ya cansado de ver en innumerables películas, con el simple pretexto de “si siempre ha funcionado ¿porqué no ahora?”. Pues no ahora porque estamos un poquito hartos ya de la complacencia de guionistas y productores a la hora de meternos lo que ellos quieran. Seguro que para colmo, el pobre Proyas intentó poner algo de su parte, pero también seguro que lo callaron a base de cheques millonarios.


Federico Casado Reina



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